Algunas instituciones públicas y otras privadas, como ciertas fundaciones, contribuyen a la creación literaria con becas. Ayudan a aspirantes de capacidad demostrada a dedicarse durante un tiempo únicamente a la escritura sin necesidad de preocuparse por el sustento.

El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado en la potente Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) su propósito de dotar con 80.000 euros cada año una beca destinada a autores latinoamericanos para que empleen tres meses de su vida a escribir sobre la ciudad.

Los escritores residirían aquí ese periodo y sus obras, una vez traducidas y editadas, pasarían a formar parte de una colección monotemática.

El proyecto evoca inevitablemente el periodo barcelonés de grandes escritores latinoamericanos y también a la celebrada agente Carmen Balcells, apoyo de la mayor parte de ellos.

Y también los lazos que unen la capital catalana con aquel continente. La iniciativa, presentada en el certamen literario en el que Barcelona es la ciudad invitada, contribuye a la normalización de las relaciones entre España y México después de las desavenencias señaladas por los mandatarios del país norteamericano.

Se podría decir, sin rodeos, que es una buena idea. El único problema de la convocatoria es que, si no lo he entendido mal, de los 80.000€, unos 17.000 se destinan a vivienda y viajes; o sea, que si restamos unos 2.000 para que el agraciado conozca el país, quedan 15.000 para el alquiler de tres meses: 5.000 boniatos por mes.

Es decir, la beca convierte al literato en ciernes en un expat que viene también a reventar los precios del alquiler de la ciudad. Parece mentira que la idea parta del mismísimo Ayuntamiento, ¿no?

Seguro que el consistorio dispone de alguna residencia digna donde alojar al huésped becado. En caso negativo, le podría habilitar un espacio céntrico y bien comunicado en alguna de sus múltiples dependencias. Tiene tiempo para hacerlo.

Pero las voces críticas con el anuncio hecho en Guadalajara no van por ahí, ni mucho menos. Eso de la vivienda no está entre sus preocupaciones.

La Asociación de Escritores en Lengua Catalana (AELC) acusa al alcalde de perjudicar el catalán, de porfiar en su empeño, en seguir perjudicándolo más bien. Partidos como JxCat, ERC y Comuns, lógicamente, se han subido al carro. ¡Qué vergüenza!

No es probable que exista una única fórmula para hacer grande un país, pero el denominador común de todos los patriotas del mundo es un victimismo que siempre acaba en el “nosotros primero”; justo el camino más corto para empequeñecerlo.