Gerardo Pisarello ya es el candidato de Barcelona en Comú. Cuenta con el apoyo del aparato de los comunes, con Ada Colau a la cabeza. Y tendrá un rival, el escritor y comunicador Bob Pop, en las primarias que celebrará el partido. Dicen las crónicas que por primera vez veremos una pugna interna en el granítico partido de los Comunes, pero no se engañen. Todo es una puesta en escena. El candidato en 2027 será Pisarello.

La primera incógnita es saber si aterrizará pronto en Barcelona o seguirá acomodado en la Mesa del Congreso. Los que llegaron reivindicando que la política no era una vocación de permanencia se han olvidado de su máxima. Pisarello lleva en política desde que salió elegido concejal en 2015 y desde entonces sigue ahí. Más de diez años y con voluntad de seguir.

Bueno, siempre y cuando no considere que ser concejal de la oposición no merece la pena como así le pareció a Ada Colau que después de un año de calentar la silla, y a veces ni eso, buscó la puerta de salida. Esto se llama coherencia con los principios.

Pisarello asume el liderazgo de los comunes en Barcelona no en un momento plácido. Que Colau haya declinado presentarse indica que los números que se manejan en la formación no dan para recuperar la alcaldía. Durante estos dos años se han dedicado a poner zancadillas a Jaume Collboni, pero no se puede decir que hayan hecho una sólida posición.

Es más los números que evidencian las encuestas nos dicen que los comunes pierden fuelle y se pueden dejar dos o tres concejales como mínimo.

Si Pisarello deja el Congreso tiene todo un papelón porque ejercer de líder municipal sin estar en el pleno es harto difícil. Y ejercerlo desde Madrid da munición a los adversarios. Además, estos años fuera -desde 2019- le han alejado de la política municipal cotidiana. O sea, le tocará poner codos para ponerse al día.

En su favor tiene su buena imagen en los comunes y en Podemos, con los que siempre ha mantenido el vínculo. También en diferentes sectores cercanos al activismo vecinal y al soberanismo. Este papel puede evitar que Podemos presente lista en Barcelona lo que sería letal para las mermadas huestes de Colau. Digo puede evitar, pero eso solo es una hipótesis.

En 2015, los comunes ganaron porque enfrente tenían al alcalde Trias y subían con el empuje del 15-M ante un PSC en plena crisis. Ahora en la alcaldía no está Trias, está Collboni y por mucho que se emperren los comunes, el PSC es izquierda y Collboni no ha hecho una mala gestión.

Izar la bandera de la izquierda inmaculada y genuina no será suficiente para ganar a un Collboni que gobierna sin estridencias, pero gobierna.

Otra cosa es que Pisarello quiera imprimir un giro político. El mismo que se ha aplicado en Madrid: la alianza de las izquierdas. Como miembro de Sumar ahora y antes de Unidas Podemos ha bendecido la alianza con el PSOE.

Y lo ha hecho como fuerza minoritaria. Colau aceptó está alianza siempre y cuando fueron los mayoritarios. Nunca desde la minoría. A lo mejor, Pisarello tiene ahí una pista de aterrizaje en la política barcelonesa que como la catalana tendrá la Espada de Damocles pendiente en forma de extrema derecha.

Quizá Pisarello puede imprimir un nuevo prisma en los comunes alejándose de la vieja pinza con la derecha, española o independentista. Veremos. De momento, tendrá que mover pieza desde Barcelona o Madrid para construir una candidatura.

Dirán que ganadora pero la realidad dice que solo puede aspirar a ser segunda fuerza. Esperemos que no traicione más a los progresistas de Barcelona como ha hecho Colau.