Pilar Calvo, posible sustituta de Elsa Artadi, junto a un dragón en la plaza de Sant Jaume

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¿Quién hace Barcelona?

La Barcelona de Pilar Calvo

"El dragón del Park Güell" es mi casa, dice la experiodista deportiva, ahora consultora internacional

18 noviembre, 2017 14:06

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La historia de Pilar Calvo es la de una de las caras más conocidas de la prensa deportiva y la de una periodista que ayudó a romper las barreras de la incorporación de la mujer a un mundo, hasta ese momento, reservado a los hombres. Durante muchos años fue el rostro y la voz del fútbol en los medios de comunicación de Catalunya y su imagen quedará ya para siempre vinculada a la del Barça. Con una exitosa carrera profesional en medios como TV3, Catalunya Ràdio, Sport o El Periódico de Catalunya, decidió hace unos años reinventarse y dedicar sus esfuerzos a otros retos profesionales y, en especial, a la consultoría internacional, donde lleva años desarrollando su nueva faceta junto a sus dos socias chinas.

Nacida en Barcelona y amante declarada de su ciudad, no duda en escoger el Park Güell como su lugar favorito. Este parque, que nació como una urbanización residencial de lujo que nunca se completó, lleva desde hace más de un siglo siendo uno de los emblemas de Barcelona y sigue atrayendo a turistas y barceloneses por igual.

Cuándo te he preguntado por tu lugar favorito de Barcelona, enseguida has respondido: el Park Güell ¿Por qué?

Yo soy una persona muy vinculada a Barcelona, además de porque nací y vivo aquí -siempre digo que sería muy difícil que alguien me convenciera para vivir en otra ciudad-, porque nací en Gràcia, que creo que es un barrio muy especial de Barcelona. Cuando yo era pequeña, Gràcia era como un pueblo, donde los niños jugaban en las calles y las plazas, y había muy pocos coches. Mi padre, que desempeñó varios empleos durante su vida, pero que cuando yo era muy niña era taxista, libraba un día a la semana. Cuando ese día coincidía con el fin de semana, siempre íbamos al mismo sitio, al Park Güell, y por eso no he dudado en mi elección. El dragón del Park Güell es literalmente mi casa: el icono de mi teléfono particular es el dragón y, como puedes ver, aquí en mi oficina tengo cuadros y figuras de él por todas partes. Así que el parque es mi lugar. Aunque también debo reconocer que en los últimos años me he habituado a bajar al frente marítimo porque es una maravilla. Bajo en bicicleta, paseo, leo, me tumbo en la playa. Realmente tenemos una ciudad increíble.

¿Recuerdas el primer día que tu padre te llevó allí y vistes el dragón?

No recuerdo el primer día exactamente, porque yo debía ser muy muy pequeña, no debía tener todavía uso de razón. Era como nuestro patio, siempre estábamos allí en los momentos de ocio. Vivíamos en la plaza Rovira y nos desplazábamos en coche hasta la entrada del parque, cuando todavía éramos muy pequeños, para después seguir a pie. Cuando ya fuimos un poco más mayores, subíamos toda la familia andando desde casa. Así que el parque está en todos mis recuerdos de niñez, es una de mis escenas familiares más concurrentes y me resulta imposible echar la vista atrás y no encontrarme con él una y otra vez.

Cuéntame alguna anécdota relacionada con el parque.

Recuerdo que cuando debíamos tener ocho o nueve años fuimos un día al cine del barrio a ver una película de Fu Manchú, que era el personaje asiático del momento, antes de la aparición de Bruce Lee. Mi padre, que como era habitual a los 10 minutos se había dormido porque la verdad es que no era muy cinéfilo, se llevó un gran susto cuando le desperté emocionada. Mi emoción venía porque aparecía Fu Manchú en el parque Güell, ¡en mi parque! Le decía exaltada: ¡mira, mira, Fu Manchú en el parque Güell! Mi padre, el pobre, no sabía cómo explicármelo ya que yo, a causa de mi corta edad, todavía no podía entender que se habían rodado unos exteriores de la película en nuestro parque. Para mí, esa imagen sólo podía significar una cosa: Fu Manchú también iba a mi parque, compartíamos lugar de ocio. Sus intentos de convencerme de que era algún otro sitio que se parecía mucho pero que no era el Park Güell fueron inútiles. Yo sabía que Fu Manchú estaba en mi parque. Por eso y por muchas otras cosas, para mí es un lugar mágico. Como te he dicho antes, mi casa.

¿Qué es lo que crees que “engancha” del Park Güell que le hace tan atractivo para tanta gente?

Yo no soy una experta en Gaudí ni mucho menos, pero creo que lo que engancha del Park Güell, además de la belleza de los mosaicos, de las figuras, de las columnas, de la arquitectura de Gaudí, es esa genialidad que él tenía para hacer cosas prácticas con un sentido de la estética sublime. Antes comentábamos que el parque había nacido como una zona residencial de lujo y eso se ve reflejado en cómo está hecho todo, con pragmatismo, pero sin renunciar nunca a la estética. Gaudí era capaz de conseguir casar estos dos conceptos que todavía hoy en día son casi antagónicos para muchos arquitectos: practicidad y belleza.

 Pilar Calvo junto al dragón del Park Güell

 Pilar Calvo junto al dragón del Park Güell



Tú llevas años teniendo mucho contacto con China. El dragón es también una imagen importante para ellos ¿verdad?

Sí, tanto es así que uniendo el dragón chino con el dragón de Gaudí hicimos el emblema de la primera peña china del Barça fuera de China, que se llamó “Dracs Units” (Dragones Unidos). Con esta unión entre los dos dragones quisimos representar a esa Barcelona acogedora a través del fútbol y el deporte en general, dando la bienvenida al dragón chino, a la comunidad china. Y, evidentemente, para mí fue muy fácil la elección del dragón para crear el icono. Como tú has dicho, el dragón para los chinos significa bienvenida, significa todas las cosas buenas en general, así que la unión de estos dos símbolos tan nuestros y suyos a la vez surgió casi de forma natural ¡El dragón del Park Güell una vez más!

Y desde entonces mi relación con China ha sido muy estrecha tanto en ámbitos del deporte como de otros temas de negocios. Creamos la primera escuela de fútbol allí, en colaboración con el Barça, y seguimos haciendo un montón de cosas con mis socias chinas. Yo siempre digo que los chinos son los asiáticos latinos, se basan mucho en la confianza. La gente dice, y con razón, que trabajar en China es muy complicado. Y en efecto lo es hasta que confían en ti. Si eres una persona de su confianza pasas a ser parte de la familia y entonces todo es muy fácil, es gente muy fiable. Desde hace años, yo tengo dos familias, la de aquí y la de China, que la conforman mis socias y sus respectivas familias.

Hablemos un poco de Barcelona en general. ¿Tú, que trabajas con tanta gente de fuera, como se la describes, qué les intentas transmitir de tu ciudad?

Siempre les explico que es una ciudad de un tamaño asequible, que no es la mega-ciudad donde te pierdes, que es fácil, que lo tienes todo a mano. Que a nivel de negocios tiene unas excelentes infraestructuras portuarias y unas buenas infraestructuras aeroportuarias y, sobre todo, que es una ciudad cosmopolita donde se unen la forma de ser catalana con esa visión internacional de la muchísima gente venida de fuera que nos enriquece tanto. Y para mí, es definitivo explicarles la cantidad de gente que ha venido de fuera y se ha quedado literalmente “atrapada”. Yo conozco a infinidad de directivos y deportistas que se han quedado aquí después de venir por trabajo y que, incluso teniendo su trabajo fuera, siguen manteniendo su casa aquí. Y es que es una ciudad que atrapa, tiene buen clima, buena gastronomía, oferta cultural, gente acogedora, el mar, lo tiene todo.

¿Y analizando un poco la actualidad de la ciudad, qué crees que deberíamos mejorar?

Pienso que se hacen muy buenas acciones de promoción de la ciudad, pero en los últimos tiempos y, sin querer ser demasiado crítica, hemos hecho algunas acciones que han atraído a un tipo de turismo que no es el que nos interesa. Un turismo que acaba siendo molesto para los vecinos de algunos barrios que han visto sus calles convertidas en parques temáticos, y eso a nadie le gusta. Y este tipo de turismo aleja al turismo que realmente favorece a la ciudad, el de un poder adquisitivo medio-alto, el que con su consumo genera riqueza que después se puede invertir en mejoras de la ciudad. Y creo que ahí nos hemos equivocado, que las políticas no han sido las adecuadas, tal vez porque se mira más el voto que el aspecto económico y, al final, lo que redunda en beneficio de la ciudad y sus gentes es que la economía funcione.

¿Qué harías tú para promocionar Barcelona?

Es que yo creo que Barcelona, a poco que la empujes, camina sola. Lo tiene todo para triunfar. Es evidente que la situación de estos últimos dos años ha perjudicado, pero también es cierto que en muchos casos se ha generado un miedo excesivo que escondía intereses de otros actores. Meterles miedo a los inversores extranjeros, o a los del Mobile, o a los de la agencia del medicamento, no está hecho, digamos, que con buena intención. Y contra esto, la gente poco podemos hacer, excepto utilizar nuestro pequeño medio de comunicación, que son las redes sociales, para hablar bien de la ciudad, para no tirarle piedras y no crear un miedo colectivo que nada bueno nos puede traer.

Hace poco hablaba con una persona que estuvo muy vinculada a los Juegos Olímpicos del 92 y me comentaba que igual estábamos viviendo todavía demasiado de ese recuerdo, que deberíamos buscar un nuevo referente. ¿Cómo lo ves?

La verdad es que es un referente muy potente y difícil de dejar atrás. A lo mejor ahora que se han cumplido los 25 años lo vamos olvidando. Se hacen muchas cosas interesantes en la ciudad, como el congreso Smart City, que se creó aquí, pero lógicamente ningún evento tiene la repercusión de unos Juegos Olímpicos o de un Mundial de fútbol. Pero yo creo mucho más en el trabajo diario, en esa gota continua que acaba calando, en las transformaciones progresivas. Sin ir más lejos, en el Poblenou se ha producido una transformación impresionante, de forma ordenada, y posiblemente en poco tiempo veamos aquí la culminación del parque tecnológico que agrupe a todas las empresas de las TIC. Sinceramente, creo que pocas ciudades pueden hacer cosas así. ¡Ah! Y por supuesto, seguir empujando para que el Corredor del Mediterráneo sea una realidad. Es una infraestructura que sólo desde el prisma de intereses políticos ocultos se puede entender que todavía no se haya realizado, ya que el sentido común nos dice que sería bueno para toda el área y para toda España.

con puyal

con puyal

Y ahora una pregunta personal: ¿después de haber abandonado el periodismo tras tantos años en primera línea, no lo echas de menos?

¡Claro que sí! Son muchos años de mi vida dedicados a esta profesión, que me encanta, y es imposible no echarla de menos. En realidad, si quisiera, podría seguir haciendo trabajos en este ámbito, pero creo que se tiene que ser respetuosa con el espectador y el oyente. Podría participar en tertulias y, de hecho, lo hago en ocasiones muy puntuales, pero no me parece honesto ponerme a opinar cuando ya no estoy informada como lo estaba antes. Sería engañar a la gente que durante tantos años ha escuchado mis opiniones porque le parecían fundamentadas en información verídica, de primera mano. Y entre mis muchos proyectos monté uno que se llamaba 'En Positivo TV', que buscaba difundir un tipo de periodismo en positivo, muy necesario en estos momentos, pero me encontré con muchísimas dificultades. Era un programa creado para transmitir valores, con entrevistas a diversas personalidades que expresaran sus opiniones para que la gente las entendiera, sin ánimo de tener la verdad absoluta, sin ánimo de vencer al otro. Quería que pudieran ayudar al crecimiento personal del espectador, pero no fue posible. Pero yo sigo creyendo en él y no tiro la toalla. En algún momento se dará la conjunción astral que permita que sea una realidad, porque estoy convencida de que es necesario y más en estos momentos. Me entristece mucho ver cómo la gente se agrede en las redes sociales o como determinado tipo de prensa, en lugar de informar, adoctrina siguiendo intereses que poco tienen que ver con el periodismo objetivo. Se le está negando a la gente el derecho a ser informada de verdad, el derecho a escuchar distintos puntos de vista y debatirlos sin entrar en estridencias, falsedades, populismos o mensajes vacíos de contenido, pero muy llamativos en la forma. Creo que el periodismo, del que todavía me siento parte, debe hacer una reflexión profunda y recuperar sus valores fundacionales.

Sin duda hay una persona, todo un referente en el periodismo, que fue tu maestro y compañero de trabajo durante muchos años: Joaquim María Puyal. Cuéntanos como es el Puyal que la gente no conoce

Trabajé con Puyal casi 10 años en las retransmisiones de Catalunya Ràdio. Quim era muy exigente y yo tenía mucho amor propio. Quería demostrarle que no se había equivocado dándome la oportunidad de formar parte de su equipo. Te hablo de hace 30 años, cuando prácticamente no había mujeres en el periodismo deportivo y mucho menos en el fútbol. Él siempre apostó por tener una voz femenina en el equipo aun siendo consciente de que estaría bajo el foco. Yo tenía una doble presión: la de quererlo hacer bien y gustar a los oyentes, y la de no defraudar al maestro. Porque eso es Puyal: un maestro.

 

Hemos conversado durante un buen rato con una mujer fuerte, con las ideas claras, que sabe lo que quiere y lo persigue y que, por encima de todo, se siente implicada en la sociedad de Barcelona y del mundo en general. Su elección, el Park Güell, tal vez nos revele algo especial, una conexión que ni ella misma sabe con su creador, Gaudí. De él nació la idea de crear una zona residencial de lujo en aquel barrio, todavía pueblo, de Barcelona. Su idea nunca llegó a cuajar, pero por avatares del destino, su fracaso se convirtió en un éxito absoluto y contribuyó a embellecer Barcelona, esa Barcelona que Pilar tanto ama y admira y que, como Gaudí y ella misma, tiene un espíritu luchador que la hace despuntar en los momentos más difíciles. Y me quedo con un mensaje de Pilar: utilicemos nuestros pequeños medios de comunicación, las redes sociales, para hablar bien de nuestra ciudad y no nos tiremos piedras en nuestro propio tejado