La ex concejal Gala Pin vuelve a las andadas y se infiltra en unas charlas sobre políticas de seguridad. Borrado del cartel su antiguo cómplice Gerardo Pisarello, en la fila cero una invitada de lujo como Mireia Vehí, diputada 'cupija' de Vilafant, al lado de Figueres y obcecada enemiga de la policía, aunque su padre fue un buen policía, escritor y profesor. La acompaña también Amadeu Recasens, que fue comisionado de Seguridad en la Guàrdia Urbana de Barcelona y asesor del Ministerio del Interior en tiempos del Gal.
Valenciana sin estudios, ni oficio ni beneficio, en su currículum oficial como concejal consta que su única ocupación era “activista”. En Ciutat Vella y la Barceloneta la recuerdan por enemistarse con comerciantes, restauradores y asociaciones de vecinos. Y por ser una fanática del no a todo lo que sea progreso y riqueza. En la Guàrdia Urbana no la olvidan desde que, siendo ya edil, se ocultaba para grabar las actuaciones policiales junto a gente antisistema como ella. Ni que chivaba a los manteros las futuras redadas. Finalmente, cayó en desgracia porque no tenía ni tiene gracia alguna incluso ahora que se esfuerza en practicar pádel surf.
Pionera de escándalos comuneros en asuntos de puertas giratorias, ha sobrevivido enchufada de chiringo en chiringuito sin lograr mantenerse en ninguno. Surgida de las iniciales alcantarillas subvencionadas de las comuneras, repta y trepa por otro abrevadero llamado Sobiranies. Para su desgracia, la policía local y autonómica, que tantos favores le deben, no son tontas, investigan y tienen buenas memorias.