El rapero de L’Hospitalet de Llobregat, Morad El Khattouti El Horami, alias el Morad, se enfrenta a dos años y medio de prisión por el presunto asalto a un piso en el Putxet. Con millones de visitas en las redes a su discografía, el año pasado fue detenido otra vez por atentado a los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra durante una intervención en su barrio de La Florida. Suponiendo que el rap sea algo más que malas poesías peor recitadas entre ruidos, sus letras provienen de sus experiencias vitales en la marginación y la delincuencia, aunque dice que gracias la música se gana bien la vida y es admirado.
Su defensa alegó que no existen daños ni pruebas de su presunto delito y no se ha demostrado ni su identidad. El fiscal y los testigos aseguraron todo lo contrario. El imputado afirmó “no tener ninguna necesidad económica de cometer el robo con fuerza” con un destornillador no hallado. Mientras se dicta sentencia, Morad, que es español de origen magrebí, no ha recibido el respaldo político ni la solidaridad violenta que tuvieron sus colegas Hasél y Valtonyc. Quizá porque el primero es un chico rico de Lleida y el segundo un quillo rústico de Mallorca. De ahí que se les pueda dedicar aquella copla que dice que el mallorquín no tiene quien le meta en la cárcel y el leridano no tiene quien le saque. Pero Morad no es un purasangre supremacista ni tiene coartada independentista.