Otra vez en el pódium del campeonato de la incompetencia que organizan los comunes, la concejala de Sant Andreu, Lucía Martín, ha sido imputada por los presuntos delitos de cocciones y prevaricación contra un fondo de inversiones que ha abandonado Barcelona con pérdidas de veinticinco millones de euros. Además y por mandato judicial, Colau, Martín y el concejal Marc Serra han debido retirar cinco expedientes sancionadores por valor de 420.000 euros contra el mismo fondo de inversiones, y las multas sólo han servido para causar más gastos a la ciudadanía.
Este asunto y su falta de ética por enchufar a su pareja la trama municipal adatalibana se suman a las protestas de los comerciantes por los perjuicios que causa la reforma de las terrazas. El vecindario también se queja de los continuos cambios de contenedores, cubos y horarios de recogida de basuras que desorganiza su camarada Badia. Logrado que Sant Andreu sea uno de los barrios más maltratados por el Ayuntamiento y el que más noticias negativas ofrece cada semana, hay una nueva curiosidad en el territorio de Martín. Es el concurso musical que se ofrece cada noche en La Meridiana. Cuando el geriátrico amarillo canta Els Segadors, los vecinos insurgentes responden con el himno de España. Si les contestan con una sardana, contraatacan con la canción Waterloo para reírse de su líder. Si los yayo flautas hostigan con una nana de Llach, los otros se defienden con El novio de la muerte. Así cada noche, con nuevas aportaciones a los repertorios.