El legendario termómetro del Portal de l’Àngel volverá a lucir su esplendor tras dos años de restauración del edificio donde se ubicó aquel frío invierno de 1956. El salvamento y rehabilitación del que fue el termómetro más grande del mundo, y aún lo es de España, se debe a Javier Cottet, presidente de la óptica que lleva su apellido y el de sus antepasados. Además de la empresa familiar Cottet Óptica y Audiología, fundada en 1840, preside la Asociación Española de Cadenas de Óptica y de Ópticas en Centros Comerciales y/o Grandes Superficies (AECOCC).
Heredero de aquella tradición de empresarios que amaban la ciudad y la embellecían, Cottet mima el enorme emblema de su familia y de Barcelona. Una pieza de veintidós metros de altura y dos toneladas de peso construida por el ingeniero J. Nebot con los entonces modernísimos tubos de neón, sustituidos por leads a inicios del presente siglo. Óptica Cottet ya era una garantía de calidad en toda Europa desde que el 1922 fue proveedora de la Santa Sede y de los anteojos de Benedicto XV y Pio XI.
La familia Cottet también fundó la Industria Nacional de Óptica que fue la base de la fábrica de cristales y monturas Indo. Ubicada en el barrio de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat, su edificio singular marcaba la frontera visual y sentimental entre Barcelona y la ciudad vecina. Derribado el 2007 al cerrar la fábrica, en él trabajaron cientos de hospitalenses y barceloneses. Ahora, el termómetro de los Cottet marcará de nuevo la temperatura y la bella memoria histórica de Barcelona y más allá.