Fermín Villar
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El presidente de Amics de la Rambla, Fermín Villar, considera que la reforma que acometerán Colau y su casta es una ofensa y un insulto al vecindario, y que la comunada la hace porque no le queda más remedio. Es el paseo más querido de los barceloneses, pero lo evitan a causa de la delincuencia, la suciedad, la masificación, los manteros, lateros, camellos y la ley de la selva nocturna. Lleva camino de ser como la Sagrada Familia, que no interesa acabarla porque el negocio son las obras eternas y los dineros subterráneos que comportan. Es el cuanto peor mejor de Colau para criminalizar al turismo, según alerta Villar.
Villar es un empresario con sólida preparación cultural. Licenciado en filología inglesa en la UB y en literatura comparada en Estados Unidos, tiene bastante de poeta y su inspiración es ver otra vez aquella Rambla de las Flores. Como se llamaba popularmente antes de que el Ayuntamiento la descuartizase en cuatro nombres, olvidando que tuvo doce.
Las obras del gran buñuelo comenzarán por el sur a inicios de octubre y durarán un año y medio, en su primera fase. Según Amics de La Rambla, es un plazo mucho más largo y peor que el de otras obras actuales. El Ayuntamiento desprecia a esta entidad y no les comunica ni qué pasará con dos restaurantes y un quiosco afectados por el fiasco. La promesa de la Rambla reformada data del 2016. Y su vecindario y los cien millones de personas que la pasean cada año merecen un respeto. Villar se ocupa de recordarlo y exigirlo.