Ángel Velasco

Navidad, Navidad, dulce Navidad. Torrons Vicens ha amargado las fiestas a Ada Colau y a su chulesco compinche y regidor Jordi Rabassa, quien aseguró que “este negocio, no podría estar jamás en La Rambla”. Cerrado por la fuerza por otra de tantas alcaldadas propias de bolcheviques fracasados, su director Ángel Velasco ha ganado la batalla legal contra la sucursal podemita de la plaza Sant Jaume y ha reabierto una tienda que es un lujo para la vista y el paladar.

Ángel Velasco Herrero es el hijo y heredero de Ángel Velasco, creador del imperio Torrons Vicens y fallecido este año. Padre e hijo han dedicado su vida a la pastelería, la han internacionalizado y han conseguido que se consuma turrón todo el año. Su red de establecimientos es omnipresente en España y su diseño es de gusto refinado. Comprando empresas artesanas e innovando con Ferrà Adrià, la empresa familiar exporta  a todo el mundo y está presente hasta en la Sexta Avenida de Nueva York y en el Rockefeller Center.

El hombre que endulza millones de paladares y sus empresas tiene y simboliza todo lo que Colau, Rabassa y su partido envidian, odian y quieren arruinar. Porque su modelo para la Rambla no es el de Torrons Vicens, sino un zoco, un mercadillo de souvenirs vergonzosos y mantas repletas de productos falsificados cuando no robados. Y mientras la Navidad les amarga más aún su bilis ideológica, la nueva tienda de La Rambla es un bombón para Barcelona.