La alcaldesa de Gavà, Gemma Badia, en un fotomontaje / METRÓPOLI

La alcaldesa de Gavà, Gemma Badia, en un fotomontaje / METRÓPOLI

¿Quién hace Barcelona?

Gemma Badia

6 octubre, 2023 23:30

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Gavà tiene un grave problema entre manos que requiere una solución a largo plazo. Sin embargo, su alcaldesa, Gemma Badia, tan sólo aplica medidas cortoplacistas, como hacen la mayoría de políticos.

La playa del municipio está en las últimas. El mar se la está comiendo y, por ahora, la única solución aplicada por el consistorio ha sido añadir arena del fondo marino con una draga. ¿El coste? 260.000 euros para una solución que nunca es definitiva, dado que los temporales arrasan con la arena añadida. 

No toda la culpa la tiene Gemma Badia. A decir verdad, se trata de una problemática compartida con otros municipios metropolitanos que aplican la misma solución escasamente efectiva. Además, si quieren apostar por medidas más ambiciosas, dependen del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) para llevarlas a cabo. 

Sin embargo, los grupos ecologistas alertan que el dragado de arena a las playas comporta graves consecuencias para el fondo marino y la biodiversidad. En el Maresme se generó un importante movimiento opositor a esta medida, y en localidades como Sitges el Gobierno local ha rechazado recurrir a la draga después de observar durante años que esta solución era inútil a largo plazo. 

Mientras, en Gavà la oposición presiona a la alcaldesa para que explore alternativas más ambiciosas. Sin embargo, algunas voces del consistorio ponen en duda que esa cualidad la tenga Gemma Badia, quien llegó al cargo en 2021 por accidente después de que su antecesora, Raquel Sánchez, se fuera del Ayuntamiento para convertirse en Ministra de Transportes. Tras dos años como alcaldesa, Badia fue la candidata del PSC en las elecciones municipales y perdió la mayoría absoluta lograda por Raquel Sánchez cuatro años antes en uno de los bastiones de los socialistas en el cinturón rojo. 

Ahora la alcaldesa tiene por delante cuatro años para demostrar a la oposición y a sus vecinos que es capaz de tomar medidas valientes o, por el contrario, agachar la cabeza y adoptar una actitud funcionarial a riesgo de que le cueste una sangría de votos en las próximas municipales.