Magali Dalix
La deportista francesa, Magali Dalix, y sus socios han conseguido arruinar y liquidar La Sala Magali, uno de los gimnasios pijos de Barcelona. El negocio tenía inversores con apellidos de postín como Sergio de Dalmases Trias, Rosa March Escué, Ruth Puig García y Marta Cuatrecasas Barceló, hija del multimillonario fundador del despacho de abogados Cuatrecasas. El hundimiento capitaneado por Magali Dalix demuestra que ser deportista no es, necesariamente, ser una buena empresaria y que los descendientes de la alta burguesía catalana no saben con quién se juegan los cuartos. Resultado: la clientela pija de la Sala Magali se queda sin entrenarse para lucir cuerpos serranos y presumir de gastar mucho dinero para sudar en un local de alto copete.
Magali Dalix inventó su método de entrenamiento que consiste en esforzados ejercicios de máxima intensidad física. Antes de forrarse, fue entrenadora personal de los concursantes de Operación Triunfo. Como para ser un buen pijo hay que tener entrenadores personales, Dalix añadió a la gimnasia la moda de buscarse a sí mismo y encontrarse a sí mismo con un entrenamiento que “te cambia el cuerpo, te fortalece la mente y te ayuda a ser quién quieres ser”. Pero como hay cuerpos y mentes que no responden al tratamiento y se cansan de pagar para fracasar, el negocio muscular va a la baja, hay mucha competencia y tres gimnasios en cada esquina. Con 133.000 fans en una red social, ha ganado casi veinte mil más desde que su gimnasio hace aguas. Pero resulta ser que verla y escucharla en una pantalla sale gratis y sin esfuerzo físico ni mental.