Del PSUC al PSC, Miquel Barceló i Roca es político, ingeniero industrial, economista, presidente de Fractalogy Consulting y padre del distrito tecnológico 22@ en tiempos del alcalde Joan Clos. Hombre de ideas a larga distancia, imagina y defiende los distritos innovadores y critica un urbanismo que llama de tortuga. Partidario de que Barcelona atraiga talento que no sea de paso y se quede en la ciudad, cree que se necesitan “ciudades compactas” y útiles para muchos usos. También opina que la administración debe hacer los deberes y el urbanismo debe ser más ágil, ya que “la tecnología va a la velocidad de la luz”. Consultor de muchas ciudades, asegura que el 22@ es un modelo de éxito y un referente internacional, pero debe actualizarse y ser un incentivo para las empresas, las universidades y complejos hospitalarios.
Considera Barceló que el actual urbanismo es anacrónico, excesivamente garantista y que “la ciudad real es metropolitana”. De ahí que debería tener un liderazgo más eficaz con un súper-alcalde aunque “es complicado con la actual división de los municipios”. Mientras, cita como ejemplares el distrito cultural de L’Hospitalet y los casos de Esplugues y Badalona. En su nuevo libro, Innocities (Ed. Innopro) se inclina por el urbanismo compacto, de distintos usos. Algo utópico y algo visionario, Barceló mira el mundo y comprueba que el anticipo de sus sueños ya son realidades metropolitanas en ciudades como Lima, Santiago de Chile o en Ciudad de México. Ahora le toca a Barcelona, a su modo de ver e imaginar.