El rostro del PSC es el de Núria Parlon, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet. Así lo ha decidido el congreso de los socialistas catalanes. Formará parte del núcleo de poder de Salvador Illa, el primer secretario del partido. Se trata de una decisión que ha valorado la gestión de la alcaldesa en una ciudad metropolitana complicada y que parte de una premisa importante: la izquierda no puede ni debe dejar el discurso de la seguridad a la derecha. Necesita entrar en el debate, aportar soluciones, mirar de frente al problema, que existe.
Eso es marca de la casa de Núria Parlon, que ha demostrado una personalidad cada vez más rara en la política. La alcaldesa tuvo un criterio distinto al de la dirección del PSC en varios momentos del proceso independentista. Ahora, con el paso del tiempo, ella misma admite que se equivocó en algunas decisiones, como la defensa de un referéndum, o la consideración de que no se podía aplicar el 155 para controlar el autogobierno de la Generalitat desde Madrid. Pero las tomó porque creía en ellas, siendo fiel a su partido, el PSC, sin abandonar el barco como sí hicieron otros dirigentes socialistas. Y buscó el poder por los canales institucionales, perdiendo en unas primarias en 2016 frente a Miquel Iceta.
Esas dos cuestiones, el criterio propio, pero la fidelidad a un proyecto político, además de una gestión exitosa en su ciudad, han llevado a Parlon a ser la portavoz del PSC. Pero para el conjunto de los socialistas catalanes eso no significa que Parlon deje de reivindicar lo que cree. Porque en los últimos años ha dejado constancia de que el Barcelonès Nord debería tener un mayor peso en el partido, que se ha inclinado, históricamente, en favor del Baix Llobregat, por contar con una mayor militancia y por una influencia mayor de sus alcaldes.