Ha asumido el liderazgo de Esquerra en el Ayuntamiento de Barcelona. Alamany no ha querido escurrir el bulto y se ha mostrado, desde que asumió la presidencia del grupo republicano en el consistorio, la voluntad de cogobernar con el PSC. Alamany procede de los comunes, pero engarza con la tradición más clásica de ERC desde su profesión como profesora de secundaria. Defiende postulados de izquierda para la ciudad, pero sin sectarismos, y le ha dicho a la dirección de su partido que hay que tener una mayor presencia en Barcelona con responsabilidades de gobierno concretas.
Esa posición firme no impide que deba tener presente los condicionantes de la coyuntura política. Alamany sabe lo que se juega Esquerra en la política catalana, con la posibilidad de votar a favor de la investidura del socialista Salvador Illa. Pero prima su voluntad de construir, situando en primer término los intereses de Barcelona. Ahora deberá mantener ese pulso para que se pueda convocar, de nuevo, una votación organizada por la Federación de Barcelona de ERC. Alamany no se esconde. Mira de frente.