Ivan Pera (Mataró, 1970) asume que el trabajo será ingente, y que la complejidad es enorme. Es el Comisionado del Pacto para Ciutat Vella del Ayuntamiento de Barcelona, que tiene como objetivo dibujar y ejecutar las obras y dinámicas que permitan al distrito desarrollarse en los próximos diez años, manteniendo un necesario “equilibrio”. Pera está especializado en procesos de participación y de mediación. Trabajó once años en el Ayuntamiento de Mataró, y desde 2018 lo hace en el Ayuntamiento de Barcelona, donde ha sido jefe de gabinete del teniente de alcalde de Seguridad y Prevención, con Albert Batlle, que es el concejal en este mandato de Ciutat Vella. Con la idea de recuperar los planes estratégicos de los socialistas en Barcelona, cuando Pasqual Maragall decidió intervenir con obras como la Rambla del Raval, Ivan Pera entiende que lo que suceda en Ciutat Vella es de vital importancia para el conjunto de Barcelona. Y sostiene, en esta entrevista con Metrópoli, que:
El pacto por Ciutat Vella es, primero, un proceso, un camino, que marca diferencias respecto al anterior mandato, a juicio de Ivan Pera. Con el compromiso del alcalde Jaume Collboni, lo que se pretende es implementar una forma de actuar muy distinta. “Hay una voluntad de abordar todo lo que sucede en Ciutat Vella, pero desde el apoyo social, a través del diálogo. Queremos que se llegue a consensos. La idea es clara: debemos definir qué queremos que sea Ciutat Vella en los próximos diez años y cómo queremos llegar a esa nueva situación”, señala el Comisionado. Los datos son elocuentes: renta per capita de 13.800 euros, por los 20.600 del conjunto de Barcelona; 14,2% de paro, frente al 9% en el conjunto de la ciudad; y un 32% de soledad entre los más mayores, lo que supone un reto social mayúsculo.
¿Representa un cambio importante el Pacto por Ciutat Vella? Para Ivan Pera la cuestión se aborda desde otro prisma. “Ha habido una cultura del conflicto, de unos contra otros, y lo que hacemos ahora es gestionar el conflicto y a fondo, donde todos puedan salir ganando”. Esa posición marca una distancia con los comunes, que han criticado, desde el primer momento, el plan de Collboni en Ciutat Vella.
Porque, ¿hay consenso sobre qué sucede en Ciutat Vella, sobre los problemas de seguridad, de aglomeración del turismo o de incivismo? Ese es el primer gran objetivo de Ivan Pera. “Lo prioritario es compartir el diagnóstico, la fotografía, conocer a fondo la complejidad del distrito y en las sesiones de trabajo se incidirá en acordar las prioridades, a diez años, y en cómo ejecutar lo que se necesite realizar”.
Ciutat Vella podría verse como un distrito particular, como algo ajeno al conjunto de la ciudad, como un territorio especializado, y, por tanto, ‘sacrificable’. Cuando se le plantea esa idea al Comisionado del Ayuntamiento, el rechazo es total. Lo que se desea es “intervenir con bisturí, promoviendo dinámicas distintas”, y con el objeto de que pueda ser un ejemplo para toda la ciudad. ¿Cómo?
“Ciutat Vella marca lo que será Barcelona. Si se consolida lo que tenemos ahora, como un lugar donde están los turistas y donde se concentran los problemas de todo tipo, iremos muy mal. Hay tres grandes objetivos: ordenar; generar oportunidades y orgullo colectivo. Y es evidente que debemos recomponer equilibrios, entre una ciudad que quiere ser una capital mundial, y una ciudad de barrios, que debe mimar los barrios. Una ciudad que no anule la vida de barrio. Un equilibro, por tanto, entre la vida económica y social, y el descanso y la salud de los vecinos, y la atención al vulnerable y al propio barrio”.
¿Ciutat Vella como espejo de Barcelona? “El distrito es el corazón de la ciudad, acaba marcando lo que es Barcelona, todos los barceloneses tienen como segundo barrio Ciutat Vella. Es claro que la apuesta por Ciutat Vella es la apuesta por Barcelona”, señala Ivan Pera.
Una de las medidas del Ayuntamiento ha sido la de anunciar el fin de las licencias turísticas, en el horizonte de 2029. Lejos de entender que pueda ser una forma de negociar con el sector, Ivan Pera considera que ha quedado muy claro, que no habrá pasos atrás. Y que en ese lapso los propietarios y empresas deberán recomponer sus negocios. “Necesitamos otro tipo de turismo, un turismo que no sea depredador, que sea respetuoso”, indica. Pero, ¿con qué elementos?
Aquí surge la posibilidad de que el Ayuntamiento apueste de una forma casi definitiva por los hoteles. El alcalde Collboni abrió la posibilidad de abrir hoteles en edificios icónicos de Ciutat Vella que estuvieran en una situación precaria, como antiguos palacetes. Ivan Pera no entra en la posibilidad de rehacer el Peuat, el plan especial urbanístico. “Paso a paso”, dice. Pero entiende que los hoteles son los establecimientos más convenientes para el turismo: “Generan más puestos de trabajo, más control y el impacto es más positivo”.
En lo que sí se debe actuar, con determinación, en Ciutat Vella, a juicio de Ivan Pera, es en los usos y licencias de los comercios. Y ya lo está haciendo el Ayuntamiento. “Debemos dibujar la actividad económica que queremos, con programas de dinamización y con incentivos”, precisa, con la idea de que no todo esté lleno de tiendas de fundas para móviles o de centros de cannabis, o centros estéticos o de uñas postizas.
La cuestión, sin embargo, la que preocupa sobremanera en toda la ciudad, y que tiene el punto central en Ciutat Vella, es la droga y todo lo que rodea el negocio. “Es una cuestión principal, y en el plan hemos invitado a todas las administraciones, a la Diputación de Barcelona, a la Generalitat, y a la Delegación del Gobierno. Es evidente que el distrito por sí solo no podrá solventar ese problema, u otros fenómenos como las personas sin hogar. Debe haber una acción de ciudad, de país, y coordinado todo con el área metropolitana”.
¿Eso pasa por una colaboración más activa de los cuerpos policiales? Ivan Pera lo tiene claro. “Necesitamos una coordinación sin complejos entre Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil contra la droga. La colaboración es básica en la lucha contra el narcotráfico. Es una competencia de los Mossos, y creo que con un cambio de gobierno en la Generalitat se podrá impulsar otra dinámica, si, como ha señalado Salvador Illa, llega Núria Parlon como consejera de Interior, y con Trapero como director general de los Mossos”.
Todo está concentrado en Ciutat Vella. El 52% es población de nacionalidad extranjera. Ivan Pera cree que es una oportunidad para relanzar el distrito. “Es una de las fortalezas. Es el capital humano, una de las palancas de cambio. Siempre se destacan las cosas más negativas, pero hay personas que quieren participar, que tienen voluntad de hacer cosas para el conjunto. Yo lo veo en los institutos. Creo que les debemos dar voz a los jóvenes. Estamos ante un proyecto a diez años vista, y para todos ellos es el proyecto de sus vidas, en la ciudad en la que crecerán. No queremos que se marchen. Las familias son importantes, y los comerciantes, que son el ‘vecino de planta baja’, como ellos dicen. Nos interesa mucho que participen”.
¿Y los nómadas digitales? Son los profesionales que deciden vivir en el centro de la ciudad, y que inciden en el mercado de la vivienda. “Debemos ver cómo los implicamos, para que no consuman sólo la ciudad. Hay muchos italianos y franceses, que los debemos integrar”. Entre los extranjeros, la primera comunidad es de nacionalidad pakistaní, la segunda es la de los italianos, y la tercera la de los filipinos.
Pero, ¿cuál es el factor más positivo, en comparación con otras ciudades? Ivan Pera entiende que, en París, por ejemplo, son los barrios periféricos en los que se concentran los problemas. “Aquí, a diferencia de París, el centro no es la periferia. Hay que actuar sobre el centro, porque en el resto de la ciudad se mantiene el equilibrio. Sucede en parte del Eixample, pero no en toda la ciudad. Por eso es importante lo que estamos haciendo, porque podemos marcar el sentido de actuación en toda la ciudad”.
¿Y el apoyo político? ¿Entiende Ivan Pera la posición de los comunes? “Entiendo que mantienen su posición. Nosotros ya llevábamos el pacto en el mandato anterior. El concejal Jordi Rabassa (de Ciutat Vella, en la etapa de Ada Colau) expresó su deseo de avanzar en algunas de sus prioridades y no veían este plan estratégico, pero la relación es próxima, estaremos abiertos si quieren participar”.
¿La actuación ahora de los socialistas es realmente distinta? Ivan Pera aseñala que el diálogo es con todos al mismo tiempo. “Se han establecido mesas con todos los implicados. Por ejemplo, en la mesa del ruido, hay vecinos, restauradores y comerciantes. Y hay reticencias, pero es que ahora será así. No iremos a hablar primero con unos y luego con otros”.
El resto de grupos políticos han reaccionado de forma positiva, a juicio del Comisionado de Ciutat Vella. “Con Junts y con ERC, pero ya en el pasado mandato, se estableció un diagnóstico conjunto, con la idea de dotar a Foment de Ciutat (empresa municipal) como el brazo ejecutor”. ¿Y con la posibilidad de gobernar con ERC? “No será un problema, el diálogo es abierto y constante”.
El Pacto para Ciutat Vella evoca otros tiempos. Ivan Pera lo tiene claro. Hay que volver a los planes estratégicos de los socialistas, los que implementaron en los años ochenta y noventa. “En un momento determinado dejaron de ser prioritarios, y no hubo ni visión estratégica ni colaboración público-privada. Pero debemos recuperar, de nuevo, los consensos. Para hacerlo vamos a constituir un consejo asesor, formado por referentes, por políticos y ex concejales de Ciutat Vella, por ex dirigentes o ex gerentes de Ciutat Vella y del Ayuntamiento. Es evidente que no podemos hacer hoy lo mismo, pero la metodología debe servir. Y habrá referentes de entidades de la sociedad civil. Debemos aprovecharlos a todos para afinar bien el plan”.
Comercios distintos, dinámicas nuevas
¿En qué momento Ciutat Vella se torció de nuevo, después de las inversiones que se ejecutaron, con obras como la Rambla del Raval? Ivan Pera cree que, sin culpar a nadie, hacia mediados del mandato de Xavier Trias, se puso la atención en otras partes de la ciudad. Y que las circunstancias cambiaron, en toda Barcelona. “Hubo más turismo, más migración, y todo confluyó en Ciutat Vella. Como dice Albert Batlle, Ciutat Vella ha sido el contenedor de todas las problemáticas sociales de todo el país, y eso no puede ser”.
Las inversiones son cuantiosas para este mandato. Son 225 millones de euros, para equipamientos, espacio público y vivienda pública, y tres millones más para políticas sociales. Es, como apunta Pera, “un aumento del 77% en el presupuesto de inversiones, respecto al anterior mandato”. En ese programa figura la transformación de la Rambla y de Via Laietana. La clave, sin embargo, “es cambiar dinámicas, más que el urbanismo”. Es decir, “no servirá de nada un cambio en la Rambla sin un cambio en el plan de usos de los comercios”. Eso, claro, se debe hacer con sumo tacto: “Habrá que intervenir en el mercado para definir lo que quieres respetando las leyes de mercado”.
¿Y la tasa turística, cómo puede ayudar? “La tasa turística se debe dedicar a la prioridad de cada momento. Debemos ser flexibles”, indica Ivan Pera, con la idea de dedicar lo que se recauda –20 millones el Ayuntamiento de Barcelona—o bien para vivienda pública o para otras necesidades de la ciudad.
A pesar de la apuesta por el diálogo, el Comisionado de Ciutat Vella tiene un mensaje: “No dejaremos de ejecutar, no nos pararemos en el análisis”, señala, en el caso de que determinados consensos sean inalcanzables. Barcelona se juega en Ciutat Vella.