Fernando Caballero, arquitecto, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid

Fernando Caballero, arquitecto, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid FC

¿Quién hace Barcelona?

Caballero: “Barcelona se podrá beneficiar de un Madrid fuerte que no se fue a ninguna parte, como dijo Maragall”

El arquitecto, autor de 'Madrid DF', sostiene que al mundo sólo le interesan "un par de sitios en España, porque no tiene tiempo para cincuenta provincias"

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Madrid, como capital global. Abrir la mente, pensar a partir de una realidad que puede que no guste, pero es la que es. Fernando Caballero (Madrid, 1988) es arquitecto y urbanista. Con la crisis económica de 2008 se fue a Alemania, a Frankfurt. Pudo trabajar y aprender de lo que sucedía en las ciudades alemanas.

Ahora vive de nuevo en España. Y no se anda por las ramas. Acaba de publicar en la editorial catalana, de Barcelona, Arpa, un libro provocativo: Madrid DF, por qué Madrid debe consolidarse como la gran ciudad global del sur de Europa. Su tesis es diáfana: “Madrid debe llegar a los diez millones de habitantes y ser un gran motor global, y eso le irá bien a toda España”.

¿Seguro? Surgen algunas dudas, o muchas. Porque, ¿cómo encaja la segunda ciudad española en ese nuevo escenario? “Barcelona se podrá beneficiar de un Madrid fuerte que no se fue a ninguna parte, como dijo Maragall”, asegura Caballero en esta entrevista con Metrópoli.

Fernando Caballero, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid

Fernando Caballero, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid FC

Existe una “economía de la aglomeración”, incide el urbanista, que ha provocado muchos cambios globales. El talento internacional y la inversión se concentran en aquellos lugares que son competitivos. Es una dinámica que se acelera, y, aunque no guste, será difícil de parar.

En ese nuevo mundo, que ya está en marcha, los gobiernos nacionales y también los intermedios lo tendrán complicado. Pero deberán actuar. Fernando Caballero considera que España “tiene muy buenas cartas en general, porque dispone de una gran ciudad como Madrid que ha sabido jugar, y que está en el momento adecuado”.

Si ese motor se alimenta, podrá beneficiar al conjunto. Esa es la idea de Caballero, que discrepa de las interpretaciones que se han ofrecido desde Barcelona, con dirigentes políticos como Pasqual Maragall, cuando, a través de dos artículos periodísticos, sostuvo que Madrid se va –27 de febrero de 2001-- y que Madrid se ha ido –7 de julio de 2003. Maragall entendía que la concentración empresarial en Madrid llevaba a la capital española a una nueva situación, en la que podía volar sola en el concierto internacional, sin interés, ya, en el resto de España.

Ideologías a los dos lados del Ebro

“Madrid no se ha ido a ninguna parte. No se fue, como sostenía Pasqual Maragall. Lo que pasa es que sí se puede ir, en el sentido de que se convierta en una ciudad plenamente global, sin una relación incluso sentimental con el resto de España. Lo que suceda no depende sólo de Madrid”, señala el arquitecto y urbanista.

Pero, ¿en qué situación está ese Madrid, entendido como una ciudad y su área de influencia, más allá de la Comunidad de Madrid? “Madrid tiene dos caminos, puede ser el elemento central de un sistema virtuoso o puede ser una gran ciudad autónoma, que se dedique a extraer recursos de su Hinterland vecino. Pero la decisión de cuál elija no depende solo de ella”.

El toque de atención es importante. ¿Oponerse, hacer una especie de frente desde la periferia --como ha comenzado a ocurrir-- o colaborar y buscar complicidades que beneficien a todos? Caballero señala que todo está por decidir, pero que hay tendencias que “no son positivas”. El porcentaje de madrileños de origen extranjero que no tienen una vinculación real con el resto de España es del 15% y no deja de subir.

Caballero precisa: “Cuanto menos coordinados estén los Gobiernos de las distintas regiones y del Estado, cuanto más se territorialicen las ideologías a un lado y otro del Ebro, y cuanto más se acuse a Madrid de hacer y de ser aquello a lo que también aspiran las demás ciudades españolas y europeas, más gente en la capital verá con buenos ojos empezar, esta vez sí, a ir más por libre y desatarse de las responsabilidades para con el resto del país, y sólo será cuestión de que salga a cuenta”.

Fernando Caballero, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid

Fernando Caballero, autor de 'Madrid DF', en La Casa de Campo de Madrid FC

Es atrevido y va a contracorriente. Porque, ¿qué modelo será el de Madrid? El urbanista incide en que Madrid ha recuperado un momento ‘americano’. La ciudad fue un centro mundial, que se oscureció a finales del siglo XVIII y XIX. La referencia era Francia y la Ilustración. Y esa especie de gran centro ligado a Latinoamérica perdió fuelle. Pero ahora ha vuelto, con Madrid convertido en la gran urbe de los sudamericanos. “Madrid compite con Londres y con Miami, es y puede ser una de las grandes ciudades mundiales y es una suerte que España cuente con ella en este momento de la Historia”, sostiene Caballero.

¿Podemos hablar claro? El autor de Madrid DF respira. Y señala que en el epílogo del libro se suelta, para constatar una realidad: “Es lo que hay, lo que el mundo exige en estos momentos”.

Pero, ¿cómo lo dice?: “No deja de ser irónico que quienes reclaman la injusticia del decrecimiento de la España vacía corran a reclamar el encogimiento de Madrid. Señores, no es Madrid la que chupa gente, es el mundo el que ya solo quiere relacionarse con un par de sitios en España, es el mundo el que no tiene tiempo para cincuenta provincias. El dilema que muchos ven entre su casa y Madrid deberíamos verlo como una oportunidad y si no lo vemos todos así caeremos en unas tensiones territoriales internas que, sin embargo, tienen su origen fuera de nuestras fronteras”.

Inversión del Estado en Madrid

Para Caballero, la fórmula la entendió en su momento Barcelona, con instituciones metropolitanas. “Barcelona fue la primera, y la que mejor funciona ahora, con una administración metropolitana –el AMB, antes la Corporación Metropolitana, que se cargó Jordi Pujol en 1985—y ese modelo debería generalizarse, con centros urbanos interconectados, que puedan incidir en la fiscalidad y que puedan cooperar”, asegura.

Pero en ese esquema tanto la nación como el gobierno intermedio, la comunidad autónoma, se verán erosionados. “Lo que está claro es que Madrid es hoy una suerte para España, y para Barcelona, claro, porque se podrá beneficiar”, insiste.

Porque, ¿ha trabajado el Gobierno español para Madrid? “Sí, no se pone en duda, pero se ha invertido en los últimos 30 años para equilibrar una situación en la que Barcelona tenía mucha ventaja. Toda la zona mediterránea la ha tenido. Lo que puede haber sucedido es que en un momento de gran concentración de inversiones, las elites económicas no se han esforzado lo que deberían”.

¿Y el efecto capitalidad de Madrid? “Es muy pequeño, lo que hoy prima en Madrid es el capital privado, el dinero privado. Estamos en una economía de la aglomeración. Si hay capacidad de coordinación, de cooperación, ese Madrid tirará del resto, un Madrid que ya es americano”.