Merche Mar, apodada por muchos como "la última gran vedete del Paralelo", ha fallecido este martes tras sufrir un ictus días atrás.
La noticia la han confirmado fuentes cercanas a la artista, quien siempre mantuvo en secreto su edad.

Merche Mar
Nacida en Barcelona, su trayectoria artística comenzó de manera precoz en 1965, cuando, sin antecedentes familiares en el mundo del espectáculo, logró abrirse camino en El Molino.
Inicio de artista
En sus inicios, compartió escenario con figuras destacadas como Johnson y Escamillo, consolidándose rápidamente como una presencia imprescindible del cabaré barcelonés.
Educada en un colegio de monjas, donde aprendió piano y ballet, su primer contacto con el público fue a los trece años, cuando debutó tocando el acordeón.
Su talento la llevó a superar con éxito las pruebas de selección ante doña Vicenta, propietaria y directora de El Molino, siempre con el apoyo de su padre.
Merche Mar
Su carrera
A lo largo de su carrera, participó en numerosos espectáculos icónicos del teatro de variedades, como Rubias y morenas, Las pícaras molineras o Pluma y peineta, última producción antes del cierre de la sala en 1997.
Sin embargo, en 2010 volvió a su escenario de siempre para actuar como anfitriona en Made in Paral·lel, desplegando su inconfundible estilo mordaz.
El agitador cultural Joan Estrada ha lamentado su pérdida, destacándola como "un auténtico símbolo de Barcelona", una artista cercana y carismática que lograba conectar con el público, especialmente con las mujeres, convirtiéndolas en sus cómplices.
Merche Mar
Además, ha resaltado su generosidad y compañerismo, recordando su relación con artistas como la Maña, Amparo Moreno y Susana Egea.
Más allá del teatro
Merche Mar llevó su talento a escenarios de toda España, participó en televisión y tuvo incursiones en el cine, destacando su papel en Soldados de Salamina.
En 2005, plasmó sus memorias en el libro El Molino. Historias de una vedette, donde relató su vida sobre los escenarios y la historia de la mítica sala barcelonesa.
Su legado perdurará como símbolo de una época dorada del espectáculo en Barcelona.