El crecimiento por el crecimiento, ¿en qué deriva? La extensión del negocio de las macropanaderías ha alertado a muchos ciudadanos en Barcelona. Y, en concreto, al Gremio de la Restauración, que dirige Roger Pallarols. El gremio defiende sus intereses, claro, pero va más allá. Hay una competencia que se entiende desleal respecto a otros comercios.
Y una acusación que comparten también los sindicatos: el hecho de que los trabajadores de esos negocios ven vulnerados sus derechos laborales, porque se hace pasar un negocio por otro de naturaleza muy distinta.
La presión que ejerce el Gremio de Restauración es compartida por el sindicato UGT. El argumento es que estos locales deberían respetar el nuevo convenio de hostelería y la normativa municipal de usos.
Si se reconociera como camareros a los trabajadores de esos locales, que sirven comida y que atraen a muchos clientes a lo largo de todo el día, éstos cobrarían entre 300 y 400 euros más al mes. Claro que, en ese caso, el modelo de negocio variaría de forma notable, y esas cadenas de panaderías dejarían de expandirse como setas.
La presión que ejerce el Gremio de Restauración debe obligar, también, a que el Ayuntamiento se tome mucho más en serio este fenómeno.
Esos negocios, a juicio de los economistas, no están aportando gran cosa a la ciudad. Y su extensión, por muchos barrios de Barcelona, ofrece una imagen inquietante: la de entregar el comercio al low cost, tanto para los locales como para los turistas.
