En algunos momentos de nuestra vida podemos necesitar una cantidad de dinero de la que no disponemos, sea por un imprevisto, para emprender un negocio o bien para algún tipo de inversión o adquisición, para la que necesitamos una cantidad de dinero superior a nuestros ahorros. En estos casos, lo más habitual es solicitar un préstamo, aunque dependiendo para qué fin sea solicitado, se pueden pedir un tipo u otro. Para pequeñas cantidades se suele recomendar solicitar un préstamo personal frente a los bancarios, que generalmente se solicitan en calidad de hipotecarios, al consumo o para empresas.
Veamos algunas características básicas sobre los mismos, que hay que tener en cuenta antes de solicitar un préstamo personal y para qué casos pueden ser favorables los de este tipo frente a otros.
ASPECTOS PRINCIPALES
Entendemos por préstamos aquella operación financiera en la que un acreedor solicita una suma de dinero a otra, que es el deudor. La cantidad de dinero solicitada y prestada es concreta y se entrega mediante la firma del contrato, donde el deudor se compromete a devolver la cantidad solicitada en un tiempo determinado y con unas condiciones particulares.
En cuanto a los intereses, hay que tener en cuenta que existen dos tipos, los intereses TIN y los intereses TAE. Los TIN (Tipo de Interés Nominal) son aquellos que indican cuánto cobra la entidad acreedora por prestar el dinero; mientras que el TAE, es el tipo de interés con el que se refiere al coste anual de un préstamo, derivado de todas las condiciones, como las comisiones, los productos vinculados, como seguros y tarjetas, entre otros. En algunos casos, es necesario contar con un aval, ya sea un inmueble o un tercero que se responsabilice del pago en caso de que el deudor no responda tal y como se estipula en el contrato.
VENTAJAS Y APLICACIONES
El término personal responde a la finalidad para la que se solicita un préstamo, ya que están destinados a una compra concreta: desde la de un vehículo, unas vacaciones, costear formación académica, una reforma del hogar, gastos imprevistos, etcétera. La principal característica de los personales es que estos se conceden si la cantidad solicitada no es muy elevada, ya que por lo general oscilan entre los 500 y los 10.000 €. En muchos casos, no requieren garantías, como es el caso de un aval en función de las características personales económicas del solicitante. Dependiendo del banco, a veces, se deben contratar productos adicionales, que pueden ir desde la domiciliación de una nómina, hasta contar con un seguro o tarjeta de crédito.
En cuanto a la devolución, se ofrecen plazos que pueden ir desde los tres meses hasta los cinco años, sin cobrar ningún tipo de penalización si se decide realizar el pago íntegro previamente. Este tipo de préstamos son más cómodos, con menos papeleo y sencillos de solicitar. Tras rellenar un formulario, se obtiene una respuesta en unos minutos y, si se acepta la solicitud, se puede formalizar con rapidez.
CARACTERÍSTICAS ESPECIALES
Algunas entidades solicitan que el producto que se va a financiar con el préstamo sea la garantía de pago para recurrir a ello en caso de impago. También, hay entidades que juegan a favor del deudor, que cuentan con un periodo de gracia, es decir, un periodo en el que se puede omitir el pago de las cuotas si no se pueden afrontar, para seguir pagando más adelante, aumentando el número de cuotas restantes. Igualmente, se puede modificar el calendario de pagos o la cantidad mensual, según las posibilidades que ofrezca la entidad acreedora.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, debes sopesar la posibilidad de solicitar un préstamo personal si, ante alguna situación concreta o imprevista, necesitas disponer de una cantidad de dinero con la que poder hacer frente a la misma.
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