El comercio de Sant Andreu lucha por sobrevivir al coronavirus: "La clientela ha caído un 40%"
Pese a la limitación de aforo, los establecimientos mantienen la confianza en sus clientes fidelizados
26 octubre, 2020 00:00Noticias relacionadas
Tras haber sufrido un duro estado de alarma y con las actuales restricciones para descender la cifra de infectados por coronavirus, los comerciantes barceloneses tratan de capear el temporal.
Los establecimientos de Sant Andreu no son una excepción, y continúan levantando cada día la persiana para satisfacer la demanda de sus clientes cumpliendo estrictamente con las medidas de seguridad sanitaria.
En un contexto incierto marcado por la pandemia, confían en sus clientes fidelizados y esperan recuperar la normalidad progresivamente pese a las dificultades actuales.
LAS AYUDAS, TARDE
Xavi y Kristina regentan la tienda 080 Motoprotecció. Ubicados en la calle Gran de Sant Andreu, son dos autónomos que se vieron obligados a cerrar hasta el 5 de mayo. La propietaria, asegura que "se sorprendieron al abrir" con los elevados niveles de demanda. "La gente tenía ganas de salir a la calle, hubo una buena respuesta de los vecinos", asegura.
Pese a la situación de crisis actual, Kristina explica que en su caso no se pueden quejar, ya que además cuentan con unos "proveedores que se han portado muy bien" y no pusieron dificultades en "posponer pedidos" y "anular" algunos de ellos.
Por contra, afirma que las "ayudas van tarde". Lamenta, como ejemplo de ello, que no hayan recibido el retorno de la "cuota de autónomos". Otras medidas tomadas por la administración, como la implantación de sanciones en la Zona de Bajas Emisiones, tampoco juegan a favor del negocio: "hay gente, especialmente mayor, que tiene un vehículo antiguo y no se lo cambiará", argumenta. Las restricciones ante la pandemia, reducen también las ventas del establecimiento, que se ve afectado por otros cierres como el de los restauradores: "la gente no sabe si conservará su puesto de trabajo, eso nos afecta directamente porque la gente no compra".
CAÍDA DEL 40%
En la calle Coroleu, se ubica la floristería Montserrat, donde se encuentran la propia Monste y su hermana, Mari Carmen. Ésta última afirma que la restricción del 30% no les ha afectado porque disponen de "un comercio pequeño", pero sí reconoce haberse beneficiado del cierre de bares y restaurantes: "Lo que la gente gastaba allí ahora lo gastan en alguna planta, en darse un caprichito", explica.
Pese a que en este mes de octubre el nivel de clientela del que disponen está más normalizado, admite que tras el estado de alarma hubo un pequeño repunte de las ventas que dio paso a un descenso de compradores: "la clientela ha caído un 40%", indica.
Con todo, estas hermanas sí cuentan con sus clientes más habituales, que "no han dejado de venir".
BUENAS VENTAS CON 'LA VUELTA AL COLE'
El caso de la Llibreria Papereria Sergio Canales es más favorable. Situada en la Rambla Fabra i Puig, Bruno recuerda que tras cerrar "dos meses" por el estado de alarma, hubo un pico de ventas con la reapertura que facilitó que "en una semana se vendiera el doble que en un mes de mayo normal".
Además, el establecimiento ha podido disfrutar de un verano con ventas "normalizadas", lo que ha facilitado la vuelta a la actividad tras el cierre obligado en los meses más duros de la primera ola de la pandemia.
Con las recientes restricciones de aforo, no pueden entrar más de "dos personas" en la tienda, pero es algo que a Bruno no le preocupa demasiado por el tipo de negocio del que se trata.
SIN ENTRAR AL LOCAL
Mercè está al frente de un comercio histórico de Sant Andreu. Se trata de Plats i Olles, en funcionamiento desde 1948. Como regenta un local reducido, las restricciones de aforo por el coronavirus han hecho que sus clientes se deban quedar tras el mostrador y "no entrar" a la tienda: "me piden una referencia y yo se la entrego", indica.
En su caso, las "siete semanas" de cierre también dieron pie a un repunte de las ventas que supuso un buen empujón tras mantener la persiana bajada cerca de un mes.
Al tratarse de un negocio con más de 70 años, sus compradores más fieles han optado por continuar acudiendo al comercio con normalidad, lo que ha facilitado la recuperación moderada del negocio en tiempos de limitaciones, cierres y crisis.