El calvario de Miriam continúa. La vecina, que vive en el bajo del número 36 de la calle de San Adrià, en Sant Andreu, resume su situación a Metrópoli en una frase: "Me dedico a matar cucarachas". La mujer ya denunció hace meses que la desinfección del primer piso del edificio no se había realizado. Algo urgente, ya que la vivienda estuvo cinco meses habitada por un cadáver: el de Javier, un hombre que padecía síndrome de diógenes.
En agosto, los residentes e incluso la hermanastra del fallecido se quejaban de que al piso no le habían pasado "ni una fregona". "Se ven las marcas del cuerpo en el suelo, la nevera está llena de bichos por dentro, salen moscas de entre los libros, la pica tiene una cantidad de porquería increíble y todavía huele a carne podrida", lamentó la familiar del muerto. La odisea continúa.
"POR LA NOCHE TE PUEDES MORIR"
La denuncia de Miriam no cesa. "Por las noches esto es un festival". La mujer asegura que, a partir de las 20:00 horas, su casa se llena de cucarachas. Está convencida de que provienen del piso de arriba: "Las tengo en la habitación, en los cajones, en la cama", enumera Miriam. "El otro día me desperté con dos cucarachas muertas en la almohada".
La inquilina explica que contactó con Habitatge de Catalunya, ya que el piso es de propiedad municipal, pero "aquí no ha venido nadie". "No puedo permitirme el lujo de gastarme 200 euros en una desinfección o fumigación, más aún cuando el problema no es mío".
UNA DUDOSA DESINFECCIÓN
Los residentes del edificio no creen que se haya desinfectado el piso de Javier adecuadamente. "Uno de los trabajadores de la empresa que vino a cambiar la fontanería me comentó que lo único que habían hecho había sido fumigar con cuatro sprays", comenta Miriam. "Cuando levantaron el fregadero, salieron cucarachas vivas".
Portavoces de Habitatge de Catalunya explicaron a este digital en pasado mes de junio que la limpieza del inmueble formaba parte de un proceso "más largo de lo habitual". Argumentaron que, como el fallecido padecía síndrome de Diógenes, se precisaba de una limpieza y desinfección "especial y más costosa". Meses después, los mismos portavoces se mantienen en que la desinfección se realizó, aunque los vecinos lo ponen en duda.
"BAJAN POR EL PLADUR"
Miriam narra que los bichos bajan por el pladur y por los enchufes. Bichos porque no solo son cucarachas. "En verano también había chinches". La mujer dice que quieren echarle la culpa a los residentes de los bajos, pero los vecinos están "quemados".
"Quitaron las muertas y pintaron la vivienda, pero nada más". Lo definen como un lavado de cara, pero los problemas persisten.
FUGA DE AGUA
Por si fuera poco, los habitantes de los bajos también se enfrentan estos días a una gran fuga de agua. El agua cae "a chorros" por la escalera, lo que vuelve a repercutir en los habitantes de los bajos.
Habitatge de Catalunya ha confirmado a Metrópoli que son conscientes del problema. Explican que la fuga proviene del primer piso, "pero en pocos días quedará resuelto".
14 AÑOS DE ESPERA
La situación, ya desesperante de por sí, es todavía más difícil de asumir para Miriam. La vecina esperó durante 14 largos años en la cola de emergencia habitacional. Sin embargo, los acontecimientos la han obligado a pedir un cambio de vivienda.
Entre lágrimas, explica que espera que las administraciones pongan las cartas sobre la mesa y se impliquen de lleno en la situación de infravivienda que les ha tocado vivir.