Los vecinos de Diagonal Mar empiezan a estar cansados del abandono en el que está sumido uno de los parques emblemáticos de la zona, el Diagonal Mar. Construido en 2002 como centro de paseo y descanso para los vecinos, con un gran lago en el medio en el que iba a destacar la presencia de aves como cisnes, patos y ocas, la falta de un mantenimiento adecuado y la ausencia de vigilancia que evite las actitudes incívicas ha acabado con la paciencia de los vecinos que ven como el parque está sumido en un proceso de degradación imparable.
Se quejan de la presencia de numerosos perros sueltos, pese a que está prohibido en todo el parque excepto en un pipican situado muy cerca del mismo; de la nula presencia de agentes de la autoridad, incluso cuando se les avisa denunciando actitudes incívicas; del escaso cuidado que reciben las instalaciones, sobre todo las zonas de agua, que están casi siempre semivacías causando graves perjuicios a la vegetación acuática, aunque en el diseño original del parque, del arquitecto Enric Miralles, era una de las partes más destacadas.
AVES DESAPARECIDAS
"El parque fue diseñado por Enric Miralles intentando imitar una laguna", señala Ricardo Ramos, ornitólogo aficionado con 35 años de dedicación y defensor de la conservación del parque. "Debía tener una gran diversidad de vegetación, con muchas plantas acuáticas, algunas en peligro de extinción en Cataluña. Luego fueron llegando las aves. Se pusieron cisnes, ocas, patos y porrones moñudos, pero todos fueron desapareciendo, algunos por causas violentas. En una ocasión, uno de los desagües se tragó a todos los pollos de los patos que había. Entonces se gastaron un montón de dinero en arreglarlo".
Sin embargo, aquel aviso no fue suficiente. La rotura de tuberías ha desecado algunas lagunas y la grande, está casi siempre medio vacía. "Ahora, con las fiestas de la Merçe, se han decidido a echarle más agua, pero esto no es lo habitual. Y la mayoría de las zonas en las que hay plantas acuáticas están secas. Tienen agua solo cuando llueve".
INCIVISMO
Otro gran problema es el incivismo de algunos visitantes. "Los perros van sueltos aunque está prohibido. Y los hay que ni siquiera recogen los excrementos. El hecho de que vayan sueltos impide que vengan las aves acuáticas, que se sienten inseguras. No hace mucho, alguien dejó un pato doméstico aquí, algo que está absolutamente prohibido. Esos patos no saben volar. Y cuando el nivel del agua bajó, entró un perro y le atacó. Lo dejo herido. Y al día siguiente, le atacó otro perro. Lo encontramos moribundo y se lo llevamos a la Guardia Urbana para que viese lo que ocurría. ¿Hicieron algo? No", se queja Ricardo.
"Además, hay quien llega al lago con sus barcos de radio control, los ponen a funcionar a toda máquina y asustan a las aves, que optan por irse. De hecho, algunas solo regresan por la noche a dormir, pero a la amanecer vuelven a irse porque tienen miedo", añade. Mientras hablamos con él, una pequeña lancha fuera borda de radio control se desplaza a toda velocidad por la laguna. Nadie llama la atención al sujeto, "y si alguien lo hace, la respuesta no suele ser muy educada, así que hartos de enfrentamientos nos limitamos a tomar nota, y a avisar a la Guardia Urbana, aunque sabemos que no pasará nada. Hemos hablado con el distrito y el ayuntamiento, pero como si nada".
Cada año es preceptivo el vaciado y limpieza de la laguna grande, pero, según los vecinos, se hace sin ningún tipo de cuidado. "La laguna se vacía y, por contrato, deben estar limpiándola durante un mes. Sucede entonces que toda la vida acuática se muere o, la que pueden, se va. Sobreviven algunos pequeños peces que se entierran en zonas de barro entre las pierdas. Pero el resto de la fauna, desaparece. Es decir, cada año, la laguna se esteriliza, todo lo que se recoge, vivo o no, va al contenedor" dice Ricardo.
CAMBIO LEGISLATIVO
Recuerda también que el ayuntamiento aprobó un nuevo protocolo en enero de este año, que establece que "hay parques de biodiversidad, que son los de la zona alta de la ciudad, que son pequeños y gestionables, y parques ornamentales, como este o el de la Cuitadella. Eso significa que en estos parques no hay que tener cuidado de la fauna, si viene bien y si no, también. ¿Dónde se creen que preferirán anidar los patos, o pararse las cigüeñas y las garzas? Eso implica menos gasto, pero es catastrófico ya que estos parques se esterilizan", señala el ornitólogo aficionado.
Ricardo recuerda los buenos tiempos en que "aquí venían las garzas, las cigüeñas, y otras aves de paso. Tenían comida y estaban tranquilas. Se alimentaban de ranas, porque había, de pececillos, porque había, y se comían las ratas, porque había. Ahora no hay ranas, ni pececillos, pero sí ratas. De hecho, ahora mismo hay carteles avisando de que han puesto veneno para ratas. Antes, las aves mantenían la población de ratas a raya, pero ahora no tienen depredadores, así que crecen sin control. En países como Alemania y Holanda están haciendo una gran inversión repoblando con lechuzas y mochuelos para luchar contra las ratas. Es una forma de lucha continua y a la larga mucho más barata. Aquí, nos limitamos a echarles veneno".
Pero los vecinos no se resignan. Unos cuantos se dedican a tomar nota de la actitudes incívicas, de los desperfectos que sufre el parque, de cómo las zonas deterioradas con cada vez mayores, y dan aviso a quien corresponde. Tienen el consuelo de que los jardineros que cuidan del parque se lo toman en serio e incluso avisan a los visitantes cuando hacen lo que no deben, pero apenas pueden hacer nada más.
"Los vecinos solo pedimos que se cuide el parque, que haya más vigilancia para acabar con el incivismo y que se proteja la fauna y la flora. No creemos que sea demasiado pedir", concluye Ricardo.