Hace más de un año que en el solar situado entre las calles de Tànger, Pamplona y Àlaba, en el distrito de Sant Martí, volvió a ser ocupado de nuevo tras ser desalojado en 2014. Con el paso de los meses, el número de chabolas no ha parado de crecer, y ahora ya hay más de 30. Quizá alguna más. Cuesta contarlas. Algunas se superponen con las otras. El campamento se encuentra detrás de la plaza de les Glòries, junto al Museu del Disseny y el renovado mercado de los Encants, a la vista de todo el que pasa por la calle.

Las construcciones son de madera y están recubiertas con chapas, mantas o plásticos para resguardarse del frío y de la lluvia de los últimos meses. Según el último balance municipal, en Barcelona hay 473 personas que viven en 72 asentamientos. Probablemente, éste es uno de los mayores de la ciudad. Sant Martí, y especialmente la zona del 22@, es donde hay más porque allí existen más fábricas y solares en desuso, pero también se han detectado pequeños campamentos en Gràcia, Sants-Montjuïc y Sarrià-Sant Gervasi

En el solar malviven unas 50 personas de distintas nacionalidades. Hay rumanos, marroquíes, nigerianos, cameruneses.... También hay menores. Uno de los residentes, Mohamed, dice que vive aquí "porque no puede pagar un alojamiento". La casa donde duerme se la hizo él mismo con la ayuda de otras personas. Él, como otros de los vecinos de este espacio, se dedica a recoger chatarra que luego revende. En el mejor de los casos se saca entre 5 y 7 euros al día.

MESAS CON RESTOS DE COMIDA

En medio del solar, un joven construye una barraca. En uno de los extremos, algunas chabolas se agolpan en torno a una casa todavía habitada que amenaza con ser demolida. En una de las paredes se puede leer: "Pueblo, despierta". Es media tarde, y junto a las chabolas aún se pueden ver algunas mesas con los restos de comida del mediodía. Una mujer tiende la ropa al lado de una de las chabolas. El descampado está lleno de suciedad. Es fácil que acabe produciéndose un incendio, como ya sucedió en 2014, que quemó algunas de las casetas.

Sílvia Torralba, de la entidad Quart Món, vivió aquel desalojamiento muy de cerca. "En aquella ocasión vivían en el solar familias galaico-portuguesas. Junto al Ayuntamiento conseguimos que muchas fueran realojadas en pisos sociales. Las que no lograron una vivienda, acabaron dispersándose", recuerda. En opinión de Torralba, que la vida de estas personas pueda mejorar pasa porque puedan acceder a una vivienda social, algo muy complicado, y que puedan obtener unos ingresos mínimos.  

El descampado de Àlaba con Tànger lleno de chabolas y suciedad / HUGO FERNÁNDEZ



Por uno de los accesos al terreno, el de la calle de Pamplona, no paran de entrar y salir hombres que empujan carritos del super cargados con chatarra. La esquina de Tànger con Pamplona también está tomada por furgonetas de las que se descarga todo tipo de residuos recogidos de los contenedores.

Un hombre, Said, friega con muchas ganas un viejo tocadiscos en una fuente pública. "Lo he conseguido esta misma tarde. En próximos días intentaré venderlo aquí en Glòries". Said se refiere al mercado de la miseria que, desde hace años, ocupa casi a diario la zona de Glòries. En los últimos meses, este top manta de la basura ha crecido notablemente. Ahora, con la reanudación de las obras de Glòries, los vendedores tendrán que buscar una nueva ubicación.

MÁS ASENTAMIENTOS

En los úlimos dos años, tanto el número de personas que viven en asentamientos como los campamentos han ido al alza. En 2015, había en todos los campamentos diseminados por la ciudad 412 personas, y en 2017, 473. También ha crecido el número de asentamientos irregulares, que ha pasado de 50 a 72. Sin embargo, las cifras todavía son bajas si se comparan con las de principos de 2012, cuando había 700 personas viviendo en asentamientos. 

En tiempos del alcalde Xavier Trias, el consistorio montó una oficina y un plan para erradicar los asentamientos en la ciudad. Actualmente trabajan en esta oficina 10 profesionales municipales que centralizan toda la información sobre estas infraviviendas y ofrecen a quienes las ocupan alternativas inclusivas, recursos sociales, ayudas socioeducativas y asesoramiento jurídico. En 2015, la oficina atendió a 134 personas; en 2016, 215, y en 2017, 151. 

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