La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Barcelona en Comú), anda muy apenada por no haber podido organizar una multiconsulta ciudadana sobre dos temas vitales como la remunicipalización del agua y sobre el nombre de la plaza de Antonio López. Lo más seguro es que la hubiera perdido. Cada vez que los vecinos han organizado un referéndum de motu propio sobre la gestión de la alcaldesa, el gobierno de los comuns lo ha perdido de manera estrepitosa, como ocurrió con la superilla del Poblenou o con el macroalbergue de la Vila Olímpica. La última derrota sangrante con un escrutinio, la acaba de sufrir BeC en el debate abierto en redes sociales por uno de sus propios consejeros y relacionado con la retirada de un sofá y unos trastos viejos de la vía pública en la Verneda. Los comuns seguramente confiaban en que iban arrasar en un asunto tan trivial pero hasta ahí los votantes los han vapuleado.
El 'referendum del sofá' comenzó de la forma más simple posible. Hace unos días (concretamente un lunes), la concejal del grupo municipal de Ciutadans (Cs) adscrita al distrito de Sant Martí, Marilén Barceló, se quejó en twitter del deplorable estado en el que se encontraba la calle del Camp Arriassa, en La Verneda, debido a la cantidad de muebles viejos -colchones y tresillo incluidos- que se habían acumulado en la acera. En principio, el día de recogida de trastos en esa zopna es el miércoles, pero el distrito puede actuar inmediatamente en caso de urgencia. “Los vecinos no se merecen esta imagen”, tuiteó y lanzó una interrogación retórica al equipo de Colau: “¿El gobierno (del distrito de Sant Martí) va a hacer algo más que mirar e ir de incógnito por el distrito?”.
Pues, sorprendentemente (por la forma, no por el fondo), el consejero técnico de Sant Martí, Jordi Martín (BeC) sí que hizo algo más que mirar, como decía Barceló. Respondió a la edil de ciudadanos por la misma red social afeándole su conducta, un poco al estilo de su jefe Gerardo Pisarello, y que utilizara twitter para denunciar cosas en vez de utilizar la “bústia ciudadana” que es un servicio telefónico que el distrito tiene habilitado para situaciones de abandono salvaje de enseres en plena calle. Para Marilén Barceló, la respuesta fue un claro intento “de censura”, porque las redes también son un escaparate en el que denunciar cosas, con independencia que se requiera o no por teléfono un servicio municipal
EL CONSEJERO TÉCNICO VIVE CERCA
Martín y Barceló mantuvieron el pique con el intercambio de algunos tuits más que acabaron con la concejal de la formación naranja afeándole al consejero técnico de los comuns que, dado que vivía muy cerca del lugar de los hechos “podría haberlo solucionado”. La consejera de Ciutadans en Sant Martí, Eugenia Angulo, se sumó a la fiesta y le recordó a Martin que “son los vecinos quienes hacen las fotos y quienes se preocupan y molestan cuando sus barrios no están en condiciones. Nosotros (Cs) estamos a su servicio y es nuestra obligación que se atiendan sus demandas y velar por su bienestar”.
El asunto podría haberse quedado ahí, en una discusión más que se enmarca en la guerra dialéctica que mantienen desde principios de mandato Ciutadans y Barcelona en Comú y que va subiendo de tono a medida que pasan los meses. Pero no. Al día siguiente, Jordi Martín (utilizando otra vez twitter) subió a la red fotos del antes y después de la calle del “camp arriaça” (con falta de ortografía de regalo) y de esta manera anunciar que los polémicos muebles se habían retirado.
La cosa también podía haber quedado ahí, pero Martín tenía ganas de ponerse una medalla, así que se sacó de la manga una encuesta para que los vecinos del barrio decidieran quién había conseguido que se retiraran los trastos: Ciutadans “en su labor de seguimiento y control del gobierno que hizo un tuit” o el buen funcionamiento de la “bústia ciutadana”. El resultado fue apabullante: el 72% de los tuiteros coincidieron en que los muebles habían desaparecido gracias a la denuncia de Cs. Gol por toda la escuadra con efecto boomerang.
CON ANTECEDENTES EN SOFÁS
La derrota en este referéndum por internet sobre los muebles abandonados en La Verneda es la guinda a un conflicto -el del abandono masivo de muebles en la vía pública de Sant Martí y la dejadez del equipo de gobierno- que viene de lejos, de hace prácticamente un año. En julio de 2017, Marilén Barceló se topó con un sofá abandonado en la calle de ca n'Oliva, paralela a la de Camp Arriassa, y lo denunció subiendo una foto a twitter.
Dos semanas después la edil de Ciutadans pasó por el lugar y comprobó con tristeza que el chester seguía estacionado tan pancho en plena acera, ahora acompañado de algunas sillas. “Es el nuevo mobiliario urbano del distrito de Sant Martí”, se preguntó. Barceló en un nuevo tuit.
Si aparecen nuevos sofas, tresillos o sillones que se instalan indefinidamente en el barrio habrá que ir pensando que sí que es verdad que forman parte del mobiliario urbano.