De Badajoz, pasando por Ávila, Álava y Sardenya, cruzando por calles con mucho arte como la del Arquitecto Sert o la de Joan Miró y recordando a una de las figuras de la educación catalana con el nombre de Rosa Sensat, profesora feminista y progresista cuyo legado casa con el paseo donde mueren todas estas calles, la avenida de Icària.

Una de las vías de Barcelona que se proyectó continuando la trama viaria de l’Eixample, estructurándose en manzanas y supermanzanas con espacios interiores donde se construyeron viviendas de obra vista que abasteció a unas dos mil familias a finales  del año 1988. Las obras previeron los Juegos Olímpicos del 92’ y el proyecto sumaba modernidad urbanística. La ciudad se hacía grande y un evento mundial se avecinaba, de modo que, la sociedad Nova Icària SA, constituida con capital público y privado, gestionó la construcción de este tramo del litoral.

El resultado, una avenida transitada por cientos de turistas durante los meses de verano por su proximidad con una de las playas más lúdicas de la ciudad que cuenta con bares para alternar de lunes a domingo.

Pérgola con forma de un árbol inclinado / H.F. 



PASEO DE ESTUDIANTES AL LADO DEL ZOO

Nova Icària también conoce los pasos de los universitarios que estudian en el campus de la Universitat Pompeu Fabra, respaldado por la Ciutadella y el zoológico, parque emblemático de la ciudad situado en uno de los extremos de esta vía.

MÁS DEPORTES QUE COMERCIOS

En medio de Nova Icària se encuentra el Centre de la Vila, un complejo comercial cuyos locales suspiran entre el abrir y cerrar de sus persianas porque no es lo más atractivo del lugar como sí lo son el C.E. de la Vila Olímpica o el Centro Deportivo Nova Icària Esport&Fit, situado delante de una tienda de patines de los que tanto ruedan por esta avenida. Patinadores, ciclistas y runners son los protagonistas de esta vía que invita a practicar deporte al aire libre. 

Centro comercial de la Vila  situado en la avenida de la Nova Icària / H.F.



 

UN POCO DE SOMBRA BAJO EL SOL

Entre el vaivén de los playeros que cruzan la vía al salir de la estación de metro de Ciutadella-Vila Olímpica (L4) hacia el Moll del Mistral o a la arena de la playa Nova Icària, hay un espacio ajardinado que acoge al caminante ofreciéndole una sombra. Se trata de la plaza de 'Tirant lo Blanc', que es tan inverosímil como la novela clásica a la que hace referencia porque de pronto, presenta un lugar agradable en medio de un paseo protagonizado por el sol. Un lugar donde pararse a tomar un café o un refresco es en Caffè Tirant lo Blanc para resguardarse  un rato del sol del verano. 

Pérgola con forma de un árbol inclinado / H.F.



 

LAS PÉRGOLAS QUE SIMULAN ÁRBOLES

Y es que, cuando se quiso urbanizar esta vía, no se pudieron plantar árboles porque el suelo no era fértil para ello. Por eso, se ordenaron instalar algunas esculturas que hoy siguen en pie en el paseo. Se trata de las pérgolas de acero pintado y madera que representan la vegetación que dan un aire urbano vanguardista a la arteria central de la Vila Olímpica.

Estas esculturas con forma de árboles y ramas retorcidas se inclinan, brillan y sombrean la avenida.

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