Las últimas redadas contra la distribución y el consumo de drogas que los Mossos d'Esquadra han llevado a cabo en el distrito de Ciutat Vella han tenido los inevitables 'daños colaterales'. Y uno de los distritos que más ha sufrido las repercusiones negativas de las actuaciones policiales ha sido el de Sant Martí, sobre todo en el barrio del Besòs i el Maresme y sus alrededores.
Los vecinos del este barrio han comprobado cómo en los últimos tiempos han aparecido en sus calles más consumidores de droga de los habituales, lo que ha provocado un aumentado del temor en algunos de los sectores más vulnerables de la población por la actitud que algunas de esas personas mantienen en las calles.
La presencia de toxicómanos durmiendo en algunas de las calles aledañas de la rambla Prim, el aumento de jeringuillas que aparecen en esas calles o la acumulación de suciedad son algunos de los efectos de este aumento del tráfico de drogas. Por ello, los vecinos han pedido a los responsables del distrito que tomen cartas en el asunto para solucionar el problema, medias similares a las que se han adoptado en distritos como Ciutat Vella, el Eixample o Sants-Montjuïc.
EN LA CALLE
El aumento de la presencia de personas adictas al consumo de sustancias estupefacientes en las calles del barrio ha estado motivado por el traslado de los narcotraficantes huyendo de las redadas del Raval. Se ha convertido en habitual la presencia de personas durmiendo en las calles, al tiempo que ha aumentado la asistencia de personas que acuden a alguno de los comedores sociales del barrio.
Desde la Associación de Veïns i Veïnes de Besòs i Maresme se ha lanzado la voz de alarma y se ha puesto al corriente a los Mossos d'Esquadra de la situación que se está viviendo en el barrio en las últimas semanas para que se acelere la adopción de medidas que eviten que los narcotraficants se instalen de manera permanente.
Un portavoz de dicha asociación vecinal reconoce que la situación es muy problemática: “Ahora se ve mucha más gente que antes pinchándose en la calle misma. Los hemos visto en medio de la rambla de Prim o en los alrededores del CAP. Y se pueden ver a plena luz del día y, además, se ven muchas más jeringillas en la calle”.
AMENAZAS
Los vecinos también han detectado una mayor presencia de narcotraficantes y un aumento en la ocupación de pisos. “Hay más vendedores de droga y se ocupan más pisos en los que llevan a cabo actividades delictivas, no solo de tráfico de drogas”.
Precisamente el aumento en las ocupaciones de viviendas es uno de los asuntos que mayor tensión está generando. En algunas ocasiones, denuncian los vecinos, las ocupaciones se hacen bajo amenazas. “Eso también lo hemos visto. Los traficantes presionan a determinados inquilinos que se encuentran en situaciones vulnerables hasta que se cansan y se van. Y entonces ocupan el piso. Lo pueden usar como narcopiso o para vender productos robados. Lo utilizan durante un tiempo y luego lo alquilan a una familia, a la que le cobran 500 o 600 euros y se van”, denuncia el portavoz de la asociación vecinal.
ROBOS Y SUCIEDAD
Otro de los problemas que han detectado los vecinos de la zona es que se ha producido un repunte de los pequeños hurtos, tanto en los comercios de la zona como en la calle, con el consiguiente aumento
Sin embargo, el problema no solo afecta a la zona del Besòs i el Maresme. Sus efectos han empezado a notarse en algunos barrios aledaños, como en Diagonal Mar, donde el aumento de los robos ha creado inquietud entre los vecinos.
Algunos de ellos también se quejan de la actitud desafiante que algunos de los toxicomanos tienen con los vecinos, sobre todo cuando estos se niegan a atender sus peticiones de dinero.