Desmadre en Razzmatazz. La famosa discoteca barcelonesa organizó este lunes 23 de diciembre una fiesta especial llamada Dirty Fake New Year's Eve 2019 (La Falsa Noche de Fin de Año 2019). Y se les fue de las manos. Estaba organizada bajo el paraguas de la marca El Dirty, las fiestas de Razz de los miércoles enfocadas a un público joven y universitario.
Según los vecinos del Poblenou, el miércoles se ha convertido en el "día negro" para su descanso. Esta vez, Razzmatazz trasladó la fiesta dirty de los miércoles al lunes, bajo la excusa de la celebración de un falso fin de año. De ser cierta la premisa de Razz, el año empezó igual que terminó para los vecinos: como una auténtica pesadilla para la convivencia.
REDADAS POLICIALES
Como es habitual en esta zona, los jóvenes empezaron a "liarla" antes de entrar en la discoteca durante el botellón, entre las 12 y las 2:00 de la madrugada. Lo que no esperaban los asiduos a Razzmatazz era encontrarse con un importante dispositivo de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana que pusieron "multas por doquier", explica una joven que fue ayer a la discoteca.
"Vimos mucha policía, también secretas. Nosotras nos pusimos a beber en las escaleras de la torre Agbar porque es una zona alejada de los vecinos y donde la policía no suelen hacer acto de presencia. Sin embargo, los Mossos vinieron y nos pusieron una multa a todas de 15 euros. No fue más cara porque nos dijeron que no estábamos haciendo ruido", explica A.S., una de las chicas multadas. Según ella, también hubo redadas "en la zona del Airbar", en la calle Pere IV.
LA POLICÍA, ALERTADA
Y es que la policía estaba alertada que sería un día caliente en los alrededores de Razzmatazz. Los vecinos avisaron con antelación que se esperaban numerosos botellones en la zona, dados los antecedentes de los miércoles. Consultados por este medio, fuentes municipales aseguran que hubo "un dispositivo especial para esta fiesta" concreta.
Se detectó más presencia policial de la habitual, aseguran los vecinos a este medio, aunque resaltan que ello no fue óbice para que el desmadre se repitiera pasadas las 5 de la madrugada, hora en que la discoteca empieza a cerrar sus puertas.
EL DESMADRE
"De 3 a 5-5:30 está todo más o menos tranquilo. A partir de ahí empieza el desmadre. Muchos se van entre las 5:30 y las 6:00, pero otros se quedan por esta zona y siguen la fiesta en la calle. Lo hacen en sus coches, donde hacen el botellón con la música a todo volumen", explica Silvia, una vecina que vive enfrente de la Sala 2 de Razzmatazz.
Ayer no fue una excepción. La mujer explica que tuvo dificultades para dormir como muchas otras noches, y lamenta que llamó a la Guardia Urbana a las 6:30 para que una patrulla se acercase a poner orden pero se encontró con su negativa: "Me dijeron que si no era una urgencia que no llamara. Claro que no es una urgencia en el sentido estricto de la palabra, ¿pero entonces estamos condenados a tener que vivir con esto? Es insportable".
Según ella, cuando va a trabajar sobre las 7:30 de la mañana todavía queda gente bebiendo por las calles. "Los chicos se mean en los portales, defecan, algunos hasta tienen relaciones sexuales... Ves de todo", detalla Ada, una vecina de la calle Sancho de Ávila, también afectada por los botellones de Razzmatazz.
RAZZMATAZZ SE DEFIENDE
En conversación con Metrópoli Abierta, el gerente de Razzmatazz, Lluís Torrents, asegura que "hay una comunicación constante entre los locales, el distrito de Sant Martí, Guardia Urbana, Mossos y vecinos desde hace bastantes años, y que se ha conseguido mejorar las relaciones entre todos".
"Trabajamos todos conjuntamente para minimizar el impacto de nuestra actividad en el barrio en colaboración con las asociaciones de vecinos, y evidentemente este es un trabajo que no acaba nunca y que tenemos que seguir haciendo entre todos, puesto que todos formamos parte del barrio", remacha.