El cine Pedro IV, en la calle de Alfons el Magnànim, del barrio del Besòs-Maresme, cerró el año 2000. Este 2020 hace dos décadas exactas que bajó la persiana la doble sala gestionada por la empresa Balañá. Ahora, el espacio es de titularidad municipal. La idea es que el edificio renazca en un equipamiento sociocultural y como sede administrativa del Distrito de Sant Martí. Sin embargo, la transformación está enquistada. Ni siquiera ha empezado. El bloque de cemento sigue allí, ajeno al paso del tiempo, esperando que los operarios inicien los trabajos de derribo. En un principio, la idea era conservar el inmueble, pero padece daños estructurales y no se podrá conservar.
La reforma se tenía que haber iniciado en 2018 y estar acabada en 2021, aunque ni por asomo se cumplirá este calendario. Sobre la fachada, un gran mural, obra del grafitero Kamil Escruela, reivindica que el viejo cine se convierta en un equipamiento de barrio. "Volem equipaments", reza en la parte central del grafiti. "Futura recuperació del cinema Pere IV", pone en uno de los extremos. El presidente de la asociación de vecinos del Besòs, Francisco Abad, explica que el largo retraso de las obras ha sido debido debido a la falta de presupuesto. "Se tuvieron que licitar de nuevo. Ahora ya hay presupuesto". Pero, de momento, no hay una fecha para iniciar el derribo del viejo cine.
Fuentes del distrito de Sant Martí, territorio en el que se encuentra la sala, explican que hace años que el cine es de titularidad municipal, pero la expropiación de los bajos a una entidad financiera ha comportado muchos problemas burocráticos. "Ha sido muy lento", reconocen desde el Ayuntamiento, sin concretar si ya se ha materializado. Este martes, los cajeros automáticos del banco todavía funcionaban. "El proyecto se está redactando", añade un portavoz. Aunque no habrá una nueva fecha para la construcción del equipamiento hasta que se hayan aprobado el Plan de Actuación Municipal (PAM) y el Plan de Inversiones Municipales (PIM) del mandato, concretan las fuentes.
MALA GESTIÓN DEL PLA DE BARRIS
El presupuesto total de la obra es de unos 8,5 millones euros, de los que 3,5 son para derribar el inmueble, desarrollar el concurso de ideas y redactar el proyecto inicial y el proyecto ejecutivo, trabajos estos últimos que se tenían que haber llevado a cabo el mandato pasado, aunque, al menos, la demolición no se ha ejecutado. Los 3,5 millones tenían que llegar del Pla de Barris. Sin embargo, la mala gestión del plan por parte del gobierno de Ada Colau fue reprobada por la oposición en el pleno del pasado mes de marzo. "Se ha incumplido lo que se había prometido. Se nos ha escondido información. No ha habido transparencia, ni con la oposición ni con los vecinos", dijo entonces el concejal socialista Jaume Collboni, ahora primer teniente de alcaldía de la ciudad.
DOBLE FUNCIÓN
El proyecto prevé un edificio innovador y transparente que tendrá un doble horario. De día, funcionará como sede municipal y, por las tardes, se convertirá en un equipamiento sociocultural. En total, el centro tendrá un centenar de empleados públicos. O eso eran las previsiones que se barajaban a finales de 2017. Desde la asociación de vecinos no ven nada claro el doble uso, es decir que durante el día haya oficinas y por la tarde equipamiento. "¿Qué harán cada día? ¿Recoger todo el mobiliario, los papeles y los ordenadores? Habrá documentación que no se podrá ver", comenta Abad. La previsión es que, a nivel general, los usos administrativos y ciudadanos estén en plantas distintas.
Como explicó este medio en diciembre de 2017, y si no se produce ningún cambio, el espacio tendrá unos 3.500 metros cuadrados de superficie construida y contará con un auditorio de 150 butacas, distintos espacios polivalentes (también para las entidades), zona de estudio y las dependencias propias de una administración pública. Uno de los aspectos más destacados del nuevo inmueble será la cubierta ajardinada, con huertos urbanos, que podrá funcionar como zona para albergar actividades cívicas, sociales o culturales. El edificio contará con planta baja más tres. Abad defiende todavía la necesidad de que al menos una planta sirviera para ampliar el Centro de Atención Primaria (CAP) situado justo al lado. "No tienen espacio. El cine, al menos, podría albergar la especialidad de pediatría". Esta opción ya se contempló hace más de una década, aunque luego se descartó.
REFORMA DEL ENTORNO
La consejera de Ciutadans en Sant Martí, Maria Eugenia Angulo, explica que el plan comporta la remodelación del entorno, la rehabilitación de la sede actual de la cooperativa Gregal, que funciona como comedor social, y los accesos Centro de Atención Primaria que hay al lado. De la misma manera se expresa el presidente de la asociación de vecinos, que avanza que el trabajo se hará en distintas fases y afectará al tramo de Alfons el Magnànim, entre la calle de Llull y Cristobal de Moura.
La primera de las actuaciones debería empezar en breve. Tanto Angulo como Abad coinciden en que uno de los trabajos más urgentes es mejorar los accesos al CAP desde la Rambla de Prim. Ahora los usuarios tienen que superar unas escaleras y en el barrio hay mucha gente mayor y con problemas de movilidad. Angulo no entiende por qué la rampa no se ha hecho antes. "Lo hemos pedido varias veces estos últimos años. Pero justifican que no lo hacen porque está incluido en el proyecto de reforma del cine. También se podría mejorar la entrada de las ambulancias, que ahora tienen que subir a la acera para cargar a los enfermos", critica Angulo.
DOS SALAS
El Club Pedro IV abrió en 1992 de la mano de Balañá. Años atrás, la empresa de cines y teatros de Barcelona lo había comprado y lo reconvirtió en una doble sala. El programa inaugural, el 6 de marzo de 1992, incluía El último boy scout y Resplandor en la oscuridad. Antes ser propiedad de Balañá, que recientemente ha anunciado el cierre del Palau Balañá en Sants, el Pedro IV funcionó como un cine de barrio. Había levantado la persiana el 30 de abril de 1965.