Vivir en la calle de la Independència, entre Glòries y la calle de Aragó, se ha convertido en un problema de salud. La vía, antaño tranquila, se ha convertido en una autopista urbana por la que a diario pasan centenares -o miles- de vehículos. El problema se prolonga desde hace, al menos, tres años, y nada hace presagiar que se vaya a solucionar a corto plazo. Ahora, los vecinos denuncian los elevados índices de contaminación acústica que tienen que soportar a diario. La situación se hace especialmente insoportable por las noches, con un ruido muy por encima de los límites permitidos.
Los residentes se han organizado en la plataforma Prou Trànsit. La forman un centenar de personas, pero los afectados son muchos más. "Quizá una veintena de fincas", explica la portavoz, Paula de Benito. El colectivo acaba de publicar un hilo un Twitter en el que denuncia el elevado ruido nocturno, todo provocado por el tráfico rodado. Los vecinos piden "ayuda" para volver a descansar. Los datos son de los días laborables, entre las 23.00 y las 07.00 horas. Según De Benito, los coches suben muy rápido, cogen muchos semáforos en verde. "De noche todo retumba. El ruido ambiental es mucho menor".
POR ENCIMA DE LOS 55 DECIBELIOS PERMITIDOS
"El 14 de febrero de 2019 conseguimos que nos colocaran un sonómetro en Independencia, 261. Los datos publicados hacen referencia a un año, entre el 8 de febrero de 2019 y el 10 de marzo de 2020. Como se puede ver en el gráfico, el ruido medio de cada noche "está muy por encima de los 55 decibelios permitidos", critica De Benito". Hay días que la contaminación acústica media se acerca o supera los 70 decibelios. La Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda 40 decibelios de ruido nocturno como máximo.
Las mediciones son de antes del confinamiento. De Benito reconoce que, desde el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma, hasta ahora sí han podido descansar y "usar de nuevo las terrazas". Hasta los pájaros han vuelto a este tramo de la calle de la Independència. Sin embargo, temen que con la vuelta a la normalidad, los problemas de ruido volverán. Ahora, la lucha de estos vecinos es conseguir que este tramo de Independència pueda incorporar un carril bici.
"Cuando yo llegué al barrio hace seis años, Independència tenía dos carriles. Se podía aparcar debajo de casa. Luego pasamos a tres carriles y en 2018 llegamos a tener cuatro carriles". Tras varias protestas y reuniones con el Ayuntamiento -y coincidiendo con la cercanía de las elecciones- lograron que en marzo de 2019 se redujera a tres carriles, los mismos que tienen ahora. Recientemente, han logrado que de los tres carriles "dos sean para los vehículos privados y otro para el transporte público". Pero la problemática persiste.
ENTRADA PRINCIPAL DE LA CIUDAD
El gran problema, añade De Benito, es que este tramo de Independència se ha convertido en una "entrada principal" de la ciudad que recoge todo el tráfico de Diagonal y el que sube por la calle de Badajoz -que se convierte en Independència una vez superada la plaza de las Glòries-. "Antes la conectividad con Glòries era secundaria. Ahora es una vía rápida". Los coches no pueden continuar por Diagonal y toman Badajoz, Independència hasta Aragó, "donde los coches giran en dirección al centro".
Coches en la calle de la Independència, en el Clot / JORDI SUBIRANA
La zona también está afectada por las alteraciones de tráfico de las obras de Glòries, que si no se producen recortes por el Covid-19, deberían estar acabadas antes del verano de 2021, y la instalación de las salidas de emergencia en los túneles del AVE, a la altura de la calle de Mallorca, y que impide el paso de los vehículos en sentido montaña por la misma calle de la Independència. Según el Ayuntamiento, cuando la reforma de la plaza se haya acabado la situación mejorará, pero los vecinos no las tienen todas consigo porque la calle seguirá recibiendo el tráfico de Badajoz.
TRES ATROPELLOS
A lo largo de estos años de reivindicaciones, los vecinos han ido consiguiendo algunos éxitos, como sacar las motos de las aceras y que les hayan replantado los árboles. El último logro es que uno de los tres carriles sea de uso exclusivo para bus y taxi y que de noche se pueda aparcar en él, "aunque pocos vecinos se atreven", reconoce la portavoz de la plataforma. Una de las asignaturas pendientes es el giro de Independència con Aragó. El semáforo en rojo para los coches apenas dura unos segundos y es un riesgo. "Que sepamos ha habido tres atropellos. Sustos y protestas de los peatones, muchísimos. Los vecinos ya no cruzan por allí".