Más de 5.500 firmas de vecinos apoyan ya la protesta contra la cocina fantasma que se quiere instalar en el distrito de Sant Martí, en la confluencia de las calles Puigcerdà con Gran Via de les Corts Catalanes. Desde hace semanas, los vecinos de Sant Martí mantienen movilizaciones contra esta instalación industrial que rompe la paz en el barrio. Lo que se quiere instalar, en el interior de una manzana, en un espacio rayano con el mercado de Sant Martí, es un taller industrial con 19 cocinas. Los vecinos temen que eso sea un foco de problemas.
“Imagina abrir un día el balcón de tu casa o la ventana y encontrarte una macrochimenea conectada a más de 20 extractores de otras 20 cocinas industriales diferentes, operativas día y noche, para servir comidas a domicilio. Imagina, además, salir de casa y encontrarte cientos de motocicletas esperando poder servir esa comida por toda la ciudad”… Así relatan los vecinos la situación en la petición de firmas contra esa instalación, que de momento cuenta con todos los permisos y se va ciñendo al comunicado de obras presentado en el distrito.
LOS PROBLEMAS QUE CREA
Una cocina fantasma es un local industrial en el que se elabora comida pero que no se consume en el sitio, sino que es enviada a domicilio. El hecho de realizar esa actividad no supone sólo problemas de olores o ruidos a los vecinos: también puede suponer problemas de vibraciones, incendios o aglomeraciones de vehículos en la puerta. La de Sant Martí sería la segunda cocina fantasma más grande de toda Barcelona y los vecinos están dispuestos a todo para que no sigan adelante las obras.
De hecho, ya se ha creado una plataforma de afectados por la cocina fantasma, que reclama el cambio de ubicación con una razón de peso: “A sólo dos calles de donde la quieren poner, hay un polígono industrial donde se podría instalar sin molestar a nadie”, explica uno de los vecinos movilizados contra el proyecto. En la petición de firmas contra la instalación se señala: “La excusa de que ‘estas cocinas tienen que estar cerca de los núcleos urbanos para que así llegue la comida caliente’ es una auténtica falacia, especialmente en nuestro caso, donde a solo dos calles tienen un polígono industrial”.
Las Dark Kitchens son cocinas utilizadas para ofrecer comida a domicilio sin contar con un restaurante que atienda presencialmente
NO A CUALQUIER PRECIO
Esta petición relata que “ruido, olores, ajetreo de repartidores o acumulación de residuos son solo algunas de las consecuencias de esta falta de regulación de estas cocinas industriales”. Y subraya en negrita que “todos sabemos que la comida a domicilio está en auge y más en época de confinamiento, con bares y restaurantes cerrados. Sabemos que el futuro pasa por ahí, que es un servicio que va a quedar para siempre y, aunque no estamos en contra, sí creemos que no se puede hacer a cualquier precio. No podemos permitir que se construyan macrococinas en zonas residenciales. Tampoco que esta contaminación, con estos humos y olores, se instale en tu casa de forma permanente”.
Los vecinos, por su parte, insisten en que “no estamos en contra de la creación de ese modelo de negocio, sino de que se instalen en zonas residenciales”. Y resaltan que estas instalaciones, con horarios de casi 24 horas, producirán “olores, humos, ruidos y eso afectará a los vecinos y a la calidad de vida”. En el caso de Sant Martí, los números que dan los vecinos de la zona hablan de la producción de entre 3.000 y 4.000 pedidos de comidas al día, lo que provocaría no sólo un aumento desmesurado de tráfico, sino de ruidos, olores, humos y residuos.
Los vecinos reprochan a las administraciones, no obstante, el escurrir el bulto. Una de las vecinas explica que desde el Ayuntamiento se argumentó que este tipo de licencias corresponde a la Generalitat, aunque desde la Administración local les aseguraron a los afectados la preocupación del consistorio y que estaban de su parte. También prácticamente todos los partidos políticos se han puesto en contacto con la plataforma de vecinos contrarios a la instalación para escuchar sus quejas y proponer vías de solución.
SE CAMBIARÁN LAS ORDENANZAS
La teniente de alcalde del área de Ecología, Janet Sanz, reconoció este martes en la comisión del mismo nombre que el Ayuntamiento tiene dos patatas calientes encima de la mesa con este tema: un proyecto en Les Corts, frente al Camp Nou, con 40 cocinas industriales, y el de Sant Martí, que es la mitad de grande. El primero tiene paralizadas las obras y el consistorio espera que el titular aporte toda la documentación que se le pidió. En Sant Martí, todos los papeles están en regla y las obras de adecúan a la normativa. El Distrito, por su parte, realiza inspecciones semanales para vigilar que se cumplan todos los permisos, aunque esa cocina fantasma todavía no tiene licencia de actividad.
Sanz apuntó a posibles cambios en la normativa para evitar molestias a los vecinos. “Estudiamos hacer una ordenanza que incorpore esta actividad, modificando la ordenanza ambiental o estudiando la realización de un plan de usos para desarrollar su ubicación”, explicó la teniente de alcalde. La oposición, por unanimidad, exige tomar cartas en el asunto y apoya las iniciativas que se hayan de tomar, tanto paralizando los proyectos existentes como abordando los cambios normativos pertinentes.