La Verneda Alta, en pie de guerra: los vecinos exigen soluciones contra la okupación y la delincuencia
- Un grupo de residentes de esta zona del distrito de Sant Martí ha decidido pasar a la acción y denunciar el abandono institucional y policial que sufren desde hace años
- Un ejemplo: Vecinos de La Verneda espantan a una ladrona de gente mayor
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La Verneda Alta es esa zona del distrito de Sant Martí que pasa desapercibida para el resto de Barcelona. La forman esas callejuelas a un lado de la rambla de Guipúzcoa que desembocan en plazas a las que se asoman edificios de hasta 10 pisos, todos con la misma estructura y apariencia.
Multitud de aparcamientos para motos se entrelazan por estas calles, vacíos. Por el contrario, los coches y furgonetas se apiñan casi en las aceras, sin sitio. De una ventana resuena una ranchera, pero el olor que inunda Camp Arriassa, en este caso, es el del kebab.
En apenas 50 metros de radio entre sí, unos vecinos hacen un llamamiento, desesperados. Según explican a Metrópoli, están hartos de convivir con okupación y delincuencia. Nadie los escucha, dicen, y ningún político les presta atención. Por eso han decidido organizarse y avisan con próximas manifestaciones.
La okupación, una lacra
Son un grupo de residentes del barrio los que explican las principales problemáticas que asolan la Verneda Alta. Entre ellos no se encuentra el presidente de la Asociación de Vecinos, Rubén Parada. De hecho, Parada tampoco contesta a la petición de este medio. Los entrevistados reconocen que hay diferencias que los separan y por eso alzan la voz.
Los vecinos intentan poner orden a sus prioridades: la principal es la lucha contra la okupación. Especialmente la de los locales de la calle Ca N'Oliva: hace unos dos años que un grupo de okupas accedió a la fuerza y con violencia a los espacios y desde entonces, todo son problemas.
En el primer local, según los afetados, vive una familia con niños pequeños y perros. En el segundo, continúan, parece que han hecho un butrón para ampliar el espacio, aunque no están seguros, y en el tercero "la situación es incierta, ya que la gente que entra y sale cambia con frecuencia.
También tienen animales y, según se dice, hay un negocio de camas calientes y otro de venta de marihuana, con todo lo que eso implica", detallan.
Inseguridad
El ir y venir propio de un local okupa genera una brutal inseguridad entre los residentes de la zona. Los mismos aseguran que no es la primera vez que se enfrentan a ellos y que ya los han amenazado más de una vez con machetes. Las fiestas y las peleas que se derivan de ellas también están a la orden del día.
Por si fuera poco, el tejado comunitario de los locales se encuentra a nivel de los primeros pisos de las viviendas de los edificios contiguos: "Pueden colarse en cualquier momento", advierten los afectados. "También tienden la ropa ahí y dejan sus cosas tiradas".
Una insalubridad que denigra la zona, porque hasta se bañan en la acera con bidones, y que es peligrosa, porque también usan gas butano.
Fiestas en naves industriales
El problema de la okupación también se extiende a las naves industriales situadas un poco más allá de la rambla Prim: "Hay una fiesta cada mes". Juergas que hace unos meses ya provocaron un incendio en una gasolinera cercana y que pusieron a los vecinos manos a la obra: ellos mismos desalojaron dos de ellas.
"Somos un barrio mayor", explican los residentes afectados, que no tienen ni siquiera la confianza de pasear a los perros cerca de la zona.
¿Inversiones?
Y a plena luz del día el panorama es uno, pero cuando cae la noche, los entrevistados aseguran que la cosa cambia.
En este punto entra en juego la poca o "nula", como ellos dicen, inversión en La Verneda Alta. Los más veteranos del grupo apuntan a que no se ha invertido en el barrio desde las Olimpiadas de 1992. Ponen de ejemplo las farolas de la calle: "No tenemos iluminación". Siguen: "No se podan los árboles desde hace meses y hasta somos nosotros los que avisamos para que corten el césped".
En la última inauguración de un espacio público, la de la plaza 25N, junto al metro de La Pau, los afectados tuvieron la oportunidad de coincidir con el alcalde Jaume Collboni. Quisieron abordarlo para hacerle llegar sus quejas, pero según su versión, el concejal de distrito, David Escudé, lo evitó. "Y eso que no ha venido por aquí ni una sola vez". Un extremo que el propio Ayuntamiento de Barcelona desmiente, tal y como ha hecho llegar a este medio: aseguran que ese momento nunca existió y niegan que se produjera.
"No se tiene control de lo que se mueve"
El grupo lamenta el abandono y dejadez que sufre La Verneda Alta. Además de lo ya mencionado, soportan también que gamberros les pinten las persianas: "Sale a 500 euros la broma", explican algunos comerciantes de la zona. Incivismo que se suma a la larga lista de reivindicaciones.
Ya se manifestaron en octubre, con apoyo de la Asociación de Vecinos de La Pau con quienes comparten problemáticas, y aseguran que volverán a hacerlo en las próximas semanas. "No se tiene control de lo que se mueve por el barrio", alertan, hartos de esperar de que sea la finalización de las obras de La Sagrera, por donde circulará el AVE, la que llame la atención de políticos y dirigentes para adecentar el barrio.