El Ayuntamiento de Barcelona ha interpuesto un recurso de apelación contra la sentencia que anula la ordenación singular de terrazas del carrer de Blai (Poble-Sec), al considerar que su aplicación busca el equilibrio entre el uso privado del espacio público y el derecho al descanso de los vecinos. Según ha informado el consistorio en un comunicado este sábado, la finalidad de las ordenaciones singulares previstas en la Ordenanza de Terrazas es garantizar la convivencia y el equilibrio entre oferta de restauración y vecindad, mediante medidas como la reducción de horarios en el cierre de terrazas.

Este recurso de apelación surge después de que el Juzgado Contencioso-Administrativo anulase, por queja de la Asociación de Bares y Restaurantes, el acuerdo mediante el cual el consistorio aprobó la ordenación singular de terrazas de las calles Blai y Blesa el 8 de enero de 2016. El Ayuntamiento considera justificada esta reducción horaria, debido a que la configuración de esta calle genera un impacto acústico superior al que pueden tener otras calles más amplias de la ciudad.

Paralelamente, el Gobierno municipal ha anunciado que continua trabajando en la modificación de la ordenanza con tal de hacerla flexible y adaptar la normativa a las necesidades de los vecinos y los restauradores en las zonas con una intensidad alta de uso del espacio público.

LOS VECINOS, TAMBIÉN EN CONTRA

Los vecinos de la calle Blai y del conjunto de Poble Sec (distrito de Sants-Montjuïc) ya mostraron su indignación ante la sentencia que anula la ordenanza singular de las terrazas del barrio. Con ella, los establecimientos debían cerrar una hora antes que en el resto de la ciudad para facilitar el descanso de los residentes, pero un magistrado ha desestimado la normativa.

“Esta decisión judicial no solo tiene consecuencias directas en nuestro descanso, sino también en nuestra salud. Hay vecinos con problemas médicos graves debido al estrés provocado por el ruido de las terrazas”, consideraron en un comunicado que emitieron semanas atrás. Los vecinos sostienen que el problema de esta vía repleta de bares y restaurantes “no es de incivismo, sino de un modelo de barrio basado en el monocultivo turístico y la privatización del espacio público”.

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