A finales de mayo de 2014, hace ahora unos cinco años, Xavier Trias dirigía Barcelona. Faltaba un año para las elecciones municipales y la antigua CiU llevaba un mandato municipal relativamente plácido. Sin embargo, ese mayo todo cambió. Trias ordenó el desalojo y derribo de la casa okupa de Can Vies -en cumplimiento de una sentencia judicial tras la negativa del Tribunal Supremo a aceptar el recurso de los okupas-, un símbolo para el colectivo, y la violencia volvió a las calles de Barcelona. Tras cinco noches de disturbios, con decenas detenidos y heridos, Trias paralizó la demolición para poner fin a los incidentes. Quizá no tuvo nada que ver, pero el Ayuntamiento cedió ante los violentos y un año después, Trias perdió las elecciones.

En junio de 2014, los okupas iniciaron la reconstrucción del edificio. A lo largo del mandato de Ada Colau, entre junio de 2015 y mayo de 2019, la finca se ha seguido reconstruyendo -aunque los trabajos no han finalizado- y el colectivo ha continuado realizando actividades con el beneplácito del gobierno municipal. En marzo de 2017, El País explicaba que Colau no seguiría la estrategia de Trias -también para evitar unos disturbios como los que vivió en 2016 en Gràcia tras el desalojo del Banc Expropiat-, y era más partidaria de salvar el edificio y de llegar a un acuerdo con el entorno, aunque dos años después la cosa sigue igual.

El inmueble, que lleva 22 años okupado, era propiedad de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), pero en julio de 2014 fue cedido al Ayuntamiento de Barcelona. La finca y otras del entorno están afectados por un plan de reordenación urbanístico del que queda por ejecutar la tercera fase, pendiente desde 2003. Se trata de la urbanización del cajón de las vías de Sants. A grandes rasgos falta por hacer la rampa de accesos a los jardines de la rambla (que esconden las vías) y al futuro edificio de equipamientos -un centro cívico- que debe acoger la actual subestación eléctrica de TMB, detrás de Can Vies.

REFERENTE DEL MOVIMIENTO POPULAR DE SANTS

Metrópoli Abierta ha preguntado a los alcaldables con representación municipal qué piensan hacer con Can Vies. Mientras que Colau no ha contestado a las preguntas de este medio, la cabeza de lista de la CUP, Anna Saliente, opina que Can Vies "ha sido un referente de la autoorganización del movimiento popular del barrio de Sants. De este espacio han nacido muchos otros espacios de organización y ha reforzado muchas luchas vecinales. La voluntad de derribar Can Vies responde a la voluntad de hacer una ciudad obediente a los designios de los lobbies. Querer derribar Can Vies es querer debilitar el tejido vecinal". Distintas entidades de Sants, como el Centro Social de Sants, apoyan a Can Vies, mientras algunos de los vecinos más próximos llevan años quejándose de ruidos y molestias.

Fuentes municipales aseguran que la posición del gobierno no ha cambiado y remiten a este medio a las declaraciones de la teniente de alcaldía, Janet Sanz, en la comisión de Urbanismo de marzo de 2018. En aquella ocasión, Sanz dijo que Can Vies "es un referente cultural y político con un componente intergeneracional clave de desarrollo comunitario en el territorio". La regidora expresó la voluntad de conservar Can Vies y de llevar a un cambio del planeamiento urbanístico. Sin embargo, Sanz reconoció que la solución es compleja. "Hay muchas disparidad de posiciones políticas, al igual que también hay mucha disparidad de posiciones en el tejido asociativo". En julio de 2017, el gobierno de Colau llegó a poner sobre la mesa un proyecto que pasaba por construir una escalera y un ascensor que sirviera como acceso a la cubierta de Sants, lo que permitiría salvar Can Vies, en lugar de la rampa prevista en la propuesta arquitectónica original. La modificación del plan requiere la aprobación del pleno municipal.

Uno de los que lleva en su programa electoral que derribará Can Vies es Manuel Valls. El alcaldable de la plataforma Barcelona pel Canvi-Ciutadans sostiene que para "el próximo gobierno municipal tiene que ser una prioridad terminar la fase de la urbanización del cajón de las vías de Sants, pendiente desde 2003". Según el exprimer ministro francés, "Can Vies pertenece al consistorio y tanto el exalcalde Trias como la alcaldesa Colau no han sido capaces de terminar con un conflicto que se ha enquistado entre el vecindario".

AGILIZAR LAS EXPROPIACIONES

El candidato a la alcaldía dice que "Colau defiende que Can Vies es un referente cultural y político del barrio de Sants, pero muchos vecinos llevan años denunciando la falta de civismo y ya se han manifestado reiteradamente en contra de la situación actual. Nosotros agilizaremos los procesos de expropiación de los solares y el derribo de Can Vies para completar la rampa de acceso a los jardines".

Josep Bou, junto a Can Vies / PP



En términos parecidos se ha expresado el candidato popular, Josep Bou. "Si soy alcalde, tiraré Can Vies. El edificio no se derribó en 2014 y se sentó un principio claro de violencia. Desde el Ayuntamiento se decidió ceder al chantaje de los violentos. Ahora los okupas son los dueños del edificio con el apoyo de la alcaldesa Colau. En cuatro años de mandato, el gobierno municipal no ha hecho absolutamente nada para solucionar este problema, a pesar de las quejas de los vecinos que están hartos de la inacción de la alcaldesa".  

REVISAR LA ESTRUCTURA

Bou añade que "es necesario y urgente que los servicios técnicos revisen la estructura del edificio de Can Vies, así como las instalaciones eléctricas, ya que el estado de la finca supone un peligro para todos los vecinos, debido a la precariedad y situación penosa en la que se encuentra. Una vez revisado, se debe proceder a desalojar el edificio y derribarlo para facilitar la construcción de la rampa de acceso al paseo de Antoni Capmany que actualmente no existe por la ocupación ilegal de Can Vies", concluye el alcaldable del PP.

Cuando Can Vies fue okupado, en la ciudad todavía gobernaba Pasqual Maragall, que dejó la alcaldía en septiembre de 1997. Desde entonces, los socialistas, en coalición con ERC (algunos mandatos) e ICV, estuvieron al frente del Ayuntamiento 14 años, con procesos judiciales en marcha interpuestos por TMB, sin encontrar una solución a Can Vies. El alcaldable socialista, Jaume Collboni, dice que no se puede hacer otra cosa que "cumplir el planeamiento urbanístico vigente para hacer equipamientos para el barrio y mejorar los accesos a la rambla. Esto implica derribar el edificio de Can Vies. Cualquier otra situación comportaría cambiar el planeamiento urbanístico y rehacer el acuerdo que hay con los vecinos y vecinas", subraya el líder del PSC en Barcelona.

UN MODELO DE GESTIÓN ABIERTO

El alcaldable de ERC, Ernest Maragall no cierra la puerta a salvar la finca. "Tendría sentido salvar Can Vies si somos capaces de lograr grandes consensos vecinales y con el tejido asociativo, y si encontramos un modelo de gestión abierto", dice en declaraciones a Metrópoli Abierta. Y añade: "Sería de esperar que fuera un espacio de innovación social, hacer desde la radicalidad una propuesta vecinal y de participación ciudadana. El futuro del proyecto pasa por el consenso vecinal y por establecer un modelo de gestión abierto, pero que asegure la renovación -es decir la rehabilitación del edificio- fijando para ello un número de años".

Más escueta se ha mostrado la número 2 de Junts per CatalunyaElsa Artadi, quizá porque el partido salió escaldado en 2014. "Cualquier decisión sobre Can Vies se tiene que tomar a partir de un consenso político y vecinal unánime, y nosotros tenemos voluntad de estar y participar en este consenso".

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