Desde hace muchos años, tanto los últimos gobiernos que han mandado en el Ayuntamiento de Barcelona como en la Generalitat de Cataluña tienen un objetivo común en materia de prisiones: hacer que no quede ni una en pie en el centro de la ciudad.
El primer gran paso llegó el 8 de junio de 2017, cuando la conselleria de Justicia cerró definitivamente las puertas de la Modelo, la cárcel de presos hombres más conocida de la ciudad. Además, ambas administraciones pusieron el candado a la cárcel de Trinitat.
SOLO QUEDA WAD-RAS
El único centro penitenciario de régimen cerrado que queda en Barcelona está en la Vila Olímpica, y es el de Wad-Ras. Además, hasta el año pasado ésta era la única prisión donde había un módulo de madres: 12 presas que vivían con sus hijos hasta los tres años. Esta infraestructura pública está ubicada en la calle Doctor Trueta, en el distrito de Sant Martí.
Una de las consecuencias del cierre de los dos centros penitenciarios comentados era la inmediata creación de otro nuevo en la periferia de Barcelona. El sitio escogido en 2017 fue el polígono industrial de la Zona Franca.
SIN PRISIONES EN EL CENTRO
La idea de fondo es que el centro de Barcelona se quede sin cárceles. El nuevo centro tendrá espacio para los presos preventivos, los que esperan ser juzgados, así como internas que cumplen condena en la prisión de Wad-Ras, que también se quiere cerrar.
De este modo, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona concentrarán todos los equipamientos penitenciarios en la Zona Franca, ya que también está previsto ubicar allí el centro de la Trinitat.
COSTE DE 75 MILLONES
Fuentes del Ejecutivo catalán han explicado a Metrópoli Abierta que la futura prisión de la Zona Franca se ubicará en un solar de 20.000 metros cuadrados y debería estar finalizado en 2025. "Habrá espacio para las internas penadas, además de sus hijos de tres años, así como los 300 presos preventivos que ocupan celdas de la Modelo y que representan un 40% de la población reclusa del centro", han añadido.
También se supo en 2017 que la nueva prisión costaría unos 75 millones de euros y tendría capacidad para 700 personas.
ACUERDO ENTRE GOBIERNOS
La Comisión de Gobierno del Ayuntamiento acordó el pasado 12 de marzo "ceder gratuitamente la finca situada en la calle A n.º 109 del Polígono de la Zona Franca para dar cumplimiento al convenio de colaboración entre la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona relativo a la reordenación de los equipamientos penitenciarios, firmado el 10 de enero de 2017, y prorrogado por sendas adendas de 18 de julio de 2018 y de 13 de mayo de 2019 para ser dedicada a la construcción y puesta en funcionamiento de un centro penitenciario en régimen abierto".
Esto significa que, a falta de unos flecos formales (como pasar por la Comisión y el Pleno Municipales, donde se aprobará por una mayoría sobrada), ambas administraciones ejecutarán dicho acuerdo para que, con él, el gobierno catalán pueda poner fecha para el inicio de las obras del centro.
FUTURO INCIERTO
Pero, de momento, no hay una fecha clara para que se inicien estos trabajos a corto plazo. La idea inicial era empezarlos en 2021. Aunque fuentes del Ayuntamiento de Barcelona apuntan que este tema aún se encuentra "en una fase muy preliminar".
Parece que las obras de la nueva cárcel de la Zona Franca, que debería estrenarse en 2025 según el plan inicial del Departamento de Justicia, van para largo.
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