Miedo e inseguridad en la Zona Franca de Barcelona por los clanes de las drogas. El vecindario de la calle de Riudoms denuncia no poder ni "pasear" por la zona "si no compras". "Te echan. La plaza es de uso exclusivo a la venta de drogas", explican a Metrópoli fuentes vecinales. Se refieren a la Plaza de Falset, escondida entre edificios. "Son más de 20 personas controlando el acceso al parque. Unos 10 sentados en los bancos vigilando las aceras", describen los residentes de la zona.

En el caso de ser cliente, los "vigilantes", como así los llaman, conducen al comprador a un piso de la misma calle donde se realiza la venta de drogas "con extremas precauciones de seguridad".

VENTA A ADOLESCENTES

Además de la tensión creada por estos clanes, los vecinos también están inquietos por la distribución de todo tipo de drogas a menores. "Los alumnos del Instituto Mare de Déu de la Mercè pasan y ven el trapicheo constante", aseguran.

Además, denuncian que esta exposición lleva a muchos de estos alumnos a entrar en la rueda.

COMISARIA DE MOSSOS A 200 METROS

A la indignación generalizada se añade que a escasos 200 metros de distancia de la plaza donde se produce el intercambio, hay una comisaria de los Mossos d'Esquadra. "Somos plenamente conocedores de la situación, no es nueva. Nosotros trabajamos continuamente, desmantelando puntos, deteniendo a involucrados... Pero al cabo de poco tiempo, vuelven", explican a Metrópoli fuentes de los Mossos.

Los agentes desarticularon el pasado 13 de enero una banda criminal dedicada al narcotráfico en la misma Zona Franca. La policía catalana, en coordinación con la Guardia Urbana de Barcelona, tumbó al grupo, que tenía atenazada la zona de El Polvorí, arrestando a 18 personas e incautando 293 plantas de marihuana.

Imagen de los trabajos para desarticular un banda que controlaba un barrio de Barcelona / CME

ATAQUE A VECINOS

En la misma zona donde hace casi un mes se realizó la macrorredada por parte de Mossos y Guardia Urbana, hubo, días después, represalias por parte de algunos miembros de la banda. Vehículos destrozados o ataques a viviendas son algunas de las amenazas hechas realidad dirigidas a los vecinos que los narcotraficantes tildan de "chivatos".

A pesar del episodio, los residentes siguen hartos de las "fiestas y la música hasta las tantas. Nada ha cambiado". 

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