Joan Carles se rinde. El hombre, de 63 años, anuncia a Metrópoli su decisión de mudarse fuera de Barcelona tras llevar ocho meses esperando una reparación en su piso de la calle Ferreria de Sants: "No puedo con el estrés que tengo encima. A mi edad ya no estoy para sufrir de esta manera", explica Joan Carles.
El vecino lleva "toda la vida" viviendo en el barrio, pero en los últimos años ha visto cómo el precio de su alquiler ha subido, mientras que el del resto de pisos del inmueble ha bajado. Esto se debe a que el edificio donde reside pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Barcelona en 2019, convirtiéndose en un parque de viviendas sociales. De pagar 795 euros, Joan Carles pasó a pagar 820. Una subida del 3,30% que no afectó al nuevo vecindario, que dispone de alquileres sociales, aunque el consistorio subraya que la subida en todos los casos, tanto en el sector privado como en el público, es la correspondiente al IPC.
REPARACIÓN DE LA TERRAZA
Metrópoli denunció en febrero la situación que sufría Joan Carles. El hombre está esperando una reparación de su terraza desde hace ocho meses. "La tenemos con unas vallas provisionales y solo nos dijeron que intentásemos salir lo menos posible". El peligro, como él mismo dice, no solo es para los residentes, sino también para la gente a la que se le pueda derrumbar encima la estructura. Al hombre le parece una excusa que, desde la administración, le intenten convencer de que en la vivienda hay "construcciones a priori irregulares" para no ocuparse del desperfecto.
El denunciante mostró en su día a este medio la respuesta por correo electrónico de una trabajadora de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) a su reclamación por el mal estado de la terraza: "Las reparaciones están hechas". Mientras tanto, el resto de pisos se han reformado para los nuevos inquilinos. Desde el Ayuntamiento aseguran que su prioridad cuando se adquiere un edificio es "garantizar la habitabilidad y adjudicar los pisos vacíos, interviniendo en la rehabilitación de éstos, los vacíos, y en las situaciones más urgentes".
CINCO FAMILIAS SE HAN IDO
Joan Carles se suma así a las otras cinco unidades familiares que han abandonado el edificio desde que este pasó a ser propiedad del Ayuntamiento. "No sé qué Barcelona quieren, pero es vergonzoso", denuncia el hombre. "¿Sabes lo que es que vengan mis nietos y pregunten por qué no pueden salir a jugar a la terraza?".
El vecino desde hace 12 años en el edificio antepone su salud. Además, comenta a Metrópoli que ha devuelto el recibo de este mes de marzo y que también devolverá el de abril. "No pienso pagar más de 800 euros por tener la casa así".
TRECE VIVIENDAS
El edificio adquirido tiene en total 13 viviendas y dos locales comerciales de 98 m2 de superficie cada uno. Las viviendas están distribuidas en cinco plantas más planta baja y una planta ático. Los dos locales se encontraban vacíos en el momento de la compra.
El Ayuntamiento también informó que había nueve viviendas con inquilinos y cuatro que se encontraban vacías. El consistorio aseguraba, también, que analizaría las situaciones concretas de cada una de las unidades familiares y de las vecinas de este inmueble para poder llevar a cabo la regularización y la adaptación de sus contratos al régimen del alquiler de vivienda pública del Instituto Municipal de la Vivienda y Rehabilitación de Barcelona (IMHAB).