A cobijo de la montaña de Montjuïc se halla La Font de la Guatlla. Un barrio de 10.000 habitantes que, pese a estar en una "zona alta" de Barcelona, no destaca por sus lujosos edificios ni sus calles bien cuidadas. Las vías destrozadas, la presencia de uralita, las escaleras civiles y la ausencia de equipamientos municipales y de un centro sanitario cercano reflejan el abandono institucional que los vecinos enfrentan desde hace más de 40 años. La dejadez se suma al bullicio que se genera cada vez que el FC Barcelona juega en el Estadi Olímpic, debido al flujo constante de turistas que atraviesan el barrio para asistir a los partidos.

Dos zonas contrastantes

El vecindario de La Font de la Guatlla se distingue por su división en dos áreas contrastantes. En la parte inferior, enlazada con la Gran Via, destacan edificios más modernos. Por otro lado, la zona superior, conocida como el Turó de la Guatlla, se caracteriza por sus casas unifamiliares antiguas con pequeños jardines y una negligencia urbanística que la define como la parte abandonada de Barcelona.

Ambas zonas tienen algo en común: la falta de instalaciones públicas y de un centro sanitario cercano. "Desde hace años, el Ayuntamiento solo nos ha proporcionado algunas jardineras que carecen de utilidad y un centro cívico", explica a Metrópoli el presidente de la asociación de vecinos, Lluís Maté. Este espacio comunitario, según sostiene, tiene "un horario más extenso porque es el único lugar donde los vecinos pueden realizar actividades". 

Edificios degradados de la Font de la Guatlla Metrópoli

"Dejados de la mano de Dios"

"Esto es un caos, estamos dejados de la mano de Dios", afirma una de las vecinas veteranas a este digital, confirmando la dejadez urbanística que denuncia el líder vecinal. "Lo único que ha hecho el consistorio es un huerto urbano", añade con indignación. Otra residente comparte la misma vivencia, tras asegurar que tienen que desplazarse para servicios tan esenciales como la asistencia médica. 

En este contexto, Lluís Maté señala que, a pesar de contar con un CAP justo en frente, en la Bordeta, los remiten al de Manso de Sant Antoni, que está mucho más alejado. "No tiene sentido hacer ocho paradas de autobús cada vez que necesitas atención médica". Una vecina de la tercera edad incluso confiesa a Metrópoli que "se ha acostumbrado a tener que caminar 25 minutos".

Escaleras mecánicas, una demanda que no llega

Las escaleras civiles, con sus pronunciadas pendientes, son un rasgo distintivo del Turó de la Guatlla. Para algunos, representa una ventaja, tal y como expresa uno de los vecinos que acaba de comprarse un piso en el barrio: "Me parece fabuloso, así hago más deporte".

Sin embargo, esta configuración urbana se convierte en un desafío para personas mayores, con movilidad reducida o aquellos que llevan carros de la compra o cochecitos de bebé. "Reclamamos escaleras mecánicas desde hace años", afirma una residente de la tercera edad. Otra vecina se conforma con que pongan rampas apropiadas. "Las dos que hay son peligrosas y te llenas de arena porque te obligan a atravesar el parque". 

El bus de barrio es otra solución que ponen algunos afectados del barrio sobre la mesa. "Así podríamos subir y bajar sin problema, muchos barrios de Barcelona lo tienen", expresa a este digital un inquilino de la zona. 

Escaleras civiles de la Font de la Guatlla Metrópoli

El bullicio que genera el Barça

La cercanía de La Font de la Guatlla al Estadi Olímpic lleva a que "el Ayuntamiento ponga el foco en el barrio cuando hay eventos importantes como un partido del Barça", comenta un vecino, quien señala que solo en estas ocasiones se nota un incremento en la presencia de la Guardia Urbana y un aumento en la frecuencia de los autobuses en la zona.

El bullicio que se genera en el barrio es evidente y los que lo sufren son los vecinos. "Para ir al Estadi Olímpic una manada de turistas atraviesa siempre el barrio, cuando podrían rodearlo", expresa con resignación un residente a Metrópoli, quien atestigua "el jaleo y ruido que arman, despertando a todos los residentes". 

"Entorno propicio para botellones"

Por si no fuera poco el descuido institucional y el alboroto generado por el Barça, se suma otro problema para los vecinos: los botellones. Así lo expresa un ciudadano del barrio a este medio, tras asegurar que estos encuentros "han aumentado en los últimos años".

Además del ruido nocturno molesto, el residente teme que la zona pueda convertirse en "un punto de encuentro nocturno para jóvenes y turistas" debido a su entorno tranquilo y poco iluminado, con vistas panorámicas a la ciudad.

Vehículos aparcados junto a un edificio degradado en la Font de la Guatlla METRÓPOLI

"Un abandono heredado del franquismo"

El presidente vecinal del barrio explica que el abandono del Turó tiene sus raíces en decisiones y políticas urbanísticas adoptadas durante el franquismo: "En 1976 se planificó la demolición de algunas casas en el Turó para crear un área verde y una nueva vía de tráfico que uniera la Gran Via con Montjuïc sin pasar por la plaza de Espanya". 

Los vecinos lucharon para frenar este proyecto y evitar la desaparición del barrio. En un principio, no lo consiguieron y el plan siguió su curso con la demolición y expropiación de algunas casas en los años 2000 y 2010, dejando ruinas y terrenos vacíos. Sin embargo, en 2019 los residentes consiguieron una modificación en el plan y la vía no se llegó a concretar. 

Ese mismo año, con la modificación del plan de la zona, se aprobó un plan para evitar la gentrificación y la especulación, y para mejorar el espacio público. Hasta ahora, los vecinos denuncian que no han visto mejoras "reales" y el abandono urbanístico persiste.

Plan actual del Ayuntamiento

Fuentes del consistorio aseguran a Metrópoli que trabajan desde hace semanas en una serie de nuevas actuaciones para el barrio: "Está prevista una inversión importante de cuatro millones de euros para arreglar calles, muros y otros espacios".  

La administración local también planea "mejorar la iluminación, corregir problemas de accesibilidad y crear entornos más seguros". Del mismo modo, llevará a cabo estudios para evaluar las peticiones vecinales y definir un programa funcional que incluya posibles usos como juegos infantiles, huertos, áreas de descanso y zonas verdes. Estos estudios serán fundamentales para la redacción y licitación de las obras.

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