Y otro más que se añade a la lista. Barcelona sufre una pérdida de establecimientos históricos. Ahora, el último en hacerlo será una pastelería histórica, con más de 70 años de vida.

Se trata del comercio Kessler Galimany, abierta desde 1950 en la calle de Sants número 53. Esta pastelería histórica ha anunciado que cerrará sus puertas en una semana, el próximo 1 de abril. Y lo hace por falta de relevo generacional.

La pastelería Kessler-Galimany, con medio siglo de tradición, se ha distinguido por su dedicación a la creación de productos de repostería artesanal de la más alta calidad. Hace seis décadas, Teresa Kessler y Josep Galimany, los visionarios fundadores de este negocio familiar, dieron luz verde al local.

La pastelería Kessler-Galimany en una imagen de archivo AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

A lo largo del tiempo, los reposteros han introducido innovadoras tecnologías y nuevas propuestas de bollería, sin dejar de lado los clásicos que han sido los favoritos de todas las generaciones. 

Carles Galimany, hijo de Joan Galimany, también ha demostrado un espíritu emprendedor y una visión futurista, tomando el ejemplo de su padre para llevar adelante este negocio, que ahora se despide de Barcelona para siempre.