Un parque en el barrio de la Marina del Prat Vermell
Este es el barrio más infravalorado de Barcelona según la IA: "El nuevo 22@ del sur"
Entre bloques industriales y calles poco transitadas se esconde una Barcelona auténtica, popular y con futuro: La Marina del Prat Vermell despierta
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Hay barrios que nunca aparecen en las guías turísticas, ni en los rankings de los más modernos, ni en los mapas del vermut del fin de semana.
Uno de ellos es La Marina del Prat Vermell. Situada al suroeste de Barcelona, entre el puerto y Montjuïc, es quizá el barrio más infravalorado de la ciudad. Pero eso está empezando a cambiar.
Mejora del transporte y proyectos
En los últimos años, La Marina vive una transformación silenciosa. Lo que era un barrio industrial, aislado y con poca conexión con el resto de la ciudad, se está convirtiendo en una zona con nuevos bloques de viviendas, una mejora clara del transporte público --gracias a la llegada de la L10 del metro-- y proyectos urbanísticos que lo están posicionando como el “nuevo 22@ del sur”.
Sin embargo, La Marina mantiene su alma obrera. Las entidades vecinales continúan siendo el motor del barrio, organizando festivales, actividades culturales y reivindicaciones históricas. La Festa Major de La Marina es un ejemplo de cómo la comunidad lucha por mantener viva su identidad, incluso en medio de los cambios.
El barrio de la Marina del Prat Vermell
Joyas patrimoniales
La zona también esconde joyas patrimoniales desconocidas para muchos barceloneses, como el Castell de Port, un castillo medieval casi oculto entre polígonos, o el entorno de Can Clos, con jardines históricos y edificios singulares.
Además, su cercanía a Montjuïc ofrece acceso directo a zonas verdes, museos y espacios culturales.
El barrio de la Marina del Prat Vermell
Su gastronomía
En lo gastronómico, La Marina es una mina por descubrir. Aquí conviven bares de toda la vida con locales de cocina latinoamericana, africana y asiática, que reflejan la diversidad de sus habitantes. Comer bien y barato sigue siendo posible en estas calles.
La Marina no es (todavía) un barrio de moda. Pero precisamente ahí radica su atractivo: en su autenticidad, en su resistencia, y en el enorme potencial que tiene por delante. Quien lo visita con calma, suele volver.
