Olores en la casa por culpa de la basura, poco espacio en la cocina para colocar los cubos de reciclaje, dificultad de los ancianos para bajarla a las horas acordadas. Son algunas de las quejas que ha recibido el equipo del regidor Jaume Asens en la audiencia pública del distrito de Sarrià-Sant Gervasi por el sistema de recogida de basura puerta a puerta.

Los asistentes de la sala –llena hasta la bandera– han reclamado lo mismo: cambios y soluciones para la recogida de basura. El pasado lunes 19 de febrero entró en funcionamiento la prueba piloto de la recogida selectiva de residuos cero en el barrio de Sarrià, después de varias fases de sesiones informativas y de distribución de material. Pero a los vecinos no les ha gustado ni un pelo.

“Veo que es una cuestión que perturba bastante”, ha empezado Asens, después de los gritos, cuchicheos y tensión en la sala antes de la audiencia de este miércoles. “Lo que no puede ser es que hayan sellado los contenedores antiguos”, ha exclamado una vecina indignada. Aplausos. “Tengo 82 años y bajo 52 escaleras para salir a la calle... ¡no puedo hacerlo con una bolsa de basura en la mano!”, se ha quejado otro vecino que hasta ahora bajaba la basura durante el día acompañado por una persona. Más aplausos.

La audiencia pública de Sarrià-Sant Gervasi prácticamente ha girado en torno al nuevo sistema de recogida de basura / P.B.



El presidente del Consejo del distrito, Jordi Martí Galbis, ha puesto orden. “Sabemos que cualquier cambio conlleva inquietud”, ha dicho apaciguando el ambiente que, por un momento, se había vuelto surrealista. “¡Sinvergüenzas! Que bajen ellos la basura”, ha chillado una de las vecinas a los políticos presentes, antes de abandonar la sala.

UN PROYECTO ECOLÓGICO Y... ¿AMBICIOSO?

El proyecto de la recogida selectiva de residuos cero en Sarrià pretende liberar el espacio público de grandes contenedores, conseguir que plazas y calles estén más limpias y que mejore la calidad del aire y se disminuyan los ruidos. Un paso más hacia la sostenibilidad y el ecologismo pero, ¿es viable?

Según el Ayuntamiento, este sistema favorece el reciclaje. Es por ello que pone de ejemplo otras ciudades como Bruselas, Milán, Berlín, Munich o Londres donde –en algunos barrios– ya se ha implementado. Esta “prueba” en Sarrià –que tiene 8.500 habitantes– es un reto –¿quizá demasiado ambicioso?– porque se trata de uno de los sistemas puerta a puerta más grandes impulsados en Catalunya.

Calendario con las indicaciones para seguir el nuevo sistema de recogida de basura



Para que el sistema funcione, los vecinos tienen que contribuir siguiendo el calendario de la recogida de las 20 horas a las 22 horas. Los martes, jueves y sábados no se puede bajar ningún tipo de basura. Los miércoles y los domingos son días para depositar los plásticos y los metales. Los papeles y cartones, los viernes. Y los residuos sanitarios, como pañales, compresas o excrementos de mascotas, incluida la tierra de la bandeja de los gatos, todos los lunes, miércoles, viernes y domingos. El resto –colillas, suciedad y polvo de escoba, lápices usados o pelos, por ejemplo– es material de rechazo y solo se recoge los lunes.

Los vecinos han manifestado su oposición a este sistema minucioso que requiere más implicación que antes. Un técnico especialista en este sistema de reciclaje ha atendido las peticiones de los vecinos presentes en la audiencia pública, prometiendo cambios y animándolos a dar una oportunidad al nuevo modelo. “Yo no lo pienso hacer”, ha confesado una vecina a Metrópoli Abierta. “No queremos el material que nos han dado”, ha añadido otra señora.

“El otro día hice una comida en casa y he tenido que aguantar dos días con pescado en la basura. ¡Olía fatal!”, ha explicado una mujer despertando ovaciones entre los presentes. “La puerta de mi casa está llena de basura porque la gente lo tira en cualquier lugar y cualquier día”, ha contado otra.

Plaza Artós, en el barrio de Sarrià 



Es por ello que han exigido una alternativa paralela, como por ejemplo, habilitar algunos contenedores para depositar los residuos si no se puede hacer de la forma que precisa el nuevo sistema. “Si hubiera contenedores se frustraría el proyecto”, han replicado desde el consistorio. En este sentido, también los empresarios han manifestado su rechazo porque acumulan grandes cantidades de cartón y no pueden desecharlo todos los días.

Otra preocupación entre los vecinos son las sanciones, aunque el Ayuntamiento ha querido recordar que “no habrá sanciones económicas”. Sin embargo, algunos no acaban de creérselo. “¿Por qué ponen chips en las bolsas?”, ha preguntado con recelo una vecina. “Solo es para contabilizar las bolsas y ver si se está haciendo bien”, ha contestado el técnico especialista.

Tras una hora de indignaciones y protestas se ha cerrado la sesión. Algunos vecinos han salido refunfuñando, otros más desahogados. Y el consistorio se ha despedido prometiendo mejoras en el nuevo sistema de reciclaje que, en cualquier caso, no todos los partidos están de acuerdo con la ejecución del mismo.

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