La plaza Joan Llongueras, situada en el barrio de Sant Gervasi-Galvany, quedó desangelada tras el cierre de la discoteca BeCool en 2017. Dos años después, un grupo de amigos decidió subir de nuevo la persiana del local para reunir a jóvenes de Barcelona desde el jueves hasta el sábado por la noche, aunque los domingos se ha abierto para algún evento ocasional. Un espacio que desde 1972 era conocido por albergar las mejores farras, que le hacían la competencia a las que se celebraban en Tuset y Aribau.
Todo empezó en 2018, cuando una decena de chavales de la zona motivados por recuperar el espacio se pusieron manos a la obra para volver a acaparar todas las atenciones. Crearon una agencia de gestión y reservas nacida en Barcelona con el objetivo de trabajar mano a mano con los artistas para abarcar el público joven.
FIESTAS ALTERNATIVAS A LOS "VIERNES DE BLING"
Poniendo el foco a las noches barcelonesas, los aficionados a las juergas de la ciudad comenzaron a reunir a centenares de personas dispuestas a dejar los “viernes de Bling Bling” y los “sábados de Sutton” para apostar al Cinco. Además, también eran los que montaban las fiestas de Vetro, OSEA tardes o Music y ya tenían experiencia en ese campo.
En el espacio domina un público joven y adinerado, aunque el local del Cinco es informal y desenfadado, alejado del elitismo de las discotecas de Tusset. No hay dress code, aunque predominan los polos, camisas y zapatos clásicos, como los mocasines en invierno y los náuticos en verano. Lo mismo sucede con los precios: no se cobra entrada –dependiendo de la hora de llegada– y las copas no tienen precios desorbitados, pero los asiduos al Cinco no tienen problemas en repetir todo lo que su cuerpo aguante.
"DESDE TECHNO HASTA REGGAETON"
Los fundadores del Cinco explican a Metrópoli Abierta que la idea surgió de forma espontánea porque el hecho de salir de fiesta ya lo hacían habitualmente. Desde un lunes a Nasty Mondays hasta un viernes a la cúpula, la finalidad del proyecto era juntar todo tipo de música en un mismo espacio, que a veces se dividía en dos: arriba contratan a artistas que tocan con la guitarra, cantan y hacen la estancia amena para los curiosos que se acercan hasta allí –Bar Sideral– y abajo la sala es para bailar.
“Desde música techno hasta reggaeton, la playlist que hay preparada es interminable”, apunta uno de los jóvenes. De hecho, la gente que asiste a las farras de los viernes ya lo esperan, porque aseguran que pueden escuchar, bailar y disfrutar de música que en otros espacios no pondrían nunca. “Las canciones las elegimos nosotros, pero sabemos realmente que quiere la gente, porque son amigos y conocidos que tienen los mismos gustos que nosotros”, declaran.
PUBLICIDAD
Para llamar la atención de su público, los chicos hacen publicidad a través de las redes sociales, sobre todo en Instagram. Amigos y conocidos de los emprendedores publican periódicamente los eventos que se celebraran en la ciudad con el objetivo de que lo vea el máximo de gente posible. Además, los mismos pueden reservar su entrada y apuntarse en lista para no quedarse sin pase cunado la compañía cuelgue el cartel de sold out.