A la izquierda, una conocida estafadora de joyas que actúa en Sarrià / ASSOCIACIÓ TURÓ PARC

A la izquierda, una conocida estafadora de joyas que actúa en Sarrià / ASSOCIACIÓ TURÓ PARC

Sarrià - Sant Gervasi

Los conserjes de Sarrià, una telaraña para ladrones y estafadores

Un grupo de Whatsapp con más de 180 contactos resulta vital para detener a los delincuentes que actúan en la zona alta

13 junio, 2021 00:00

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En la acomodada zona del Turó Parc, en el barrio de Sant Gervasi-Galvany, Bartolomé Criado tiene más de 180 pares de ojos. No hay tirón de bolso, reloj, robo de cartera o intento de asalto violento que se le escape. Hace poco más de una década, el presidente de la Associació de Comercians i Veïns del Turó Parc ideó un sistema de seguridad de gran eficacia para cazar a los delincuentes más codiciosos. La idea es sencilla: grupos de whatsapp de conserjes, primero, y comerciantes y vecinos después, para detectar y neutralizar a individuos sospechosos. Esta telaraña de contactos se ha revelado de vital importancia para la policía y ha sido clave para arrestar a decenas de maleantes.

“En 2008, con la crisis económica, el tema de los robos se había disparado y una de las cosas que me planteé fue implicar a los conserjes en la seguridad del barrio”, explica Criado.  Los porteros fumadores eran su prioridad. “Son los que están más tiempo en la calle”, destaca. El grupo fue creciendo y la información empezó a fluir. Movimientos sospechosos en una joyería, seguimientos a una persona mayor, actitudes de espera en lugares de paso y, así un largó etcétera. Son muy pocas las ocasiones en las que los delincuentes logran escapar del radar de esta maraña de vigilantes; 185 en la actualidad.

"QUIEN VENGA A ROBAR LO TENDRÁ DIFÍCIL"

“Este es un barrio seguro, trabajamos por la seguridad. Quien venga a robar debe saber que lo tendrá difícil”, avisa el líder vecinal. Atraídos por un botín casi asegurado en el interior de bolsos y carteras de los ciudadanos de Sarrià, grupos de rateros actúan con intensidad en los alrededores del parque del Turó Park. La falta de turistas a causa de la pandemia es otra de sus motivaciones. Este miércoles, Susana Gallardo, esposa del regidor de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, fue la última víctima de una larga lista de robos en las calles de Sant Gervasi-Galvany. Dos motoristas le quitaron el reloj que lucía en la muñeca en la calle de Bori i Fontestà pocos minutos antes de mediodía.

FOTOGRAFÍAS DE SOSPECHOSOS

Este mismo jueves, tres conserjes de diferentes calles han avisado de la actividad de un grupo de personas sospechosas que entraban en diferentes joyerías. Uno de ellos se quedaba en la puerta. Se atisbaba cierta coordinación. Las fotografías han sido enviadas a los policías, en estrecho contacto con Criado. Es probable que una patrulla les haya seguido e identificado y, también, es presumible que tengan ya antecedentes. Los ojos entrenados de los conserjes difícilmente erran el tiro.  “Muchas veces basta con que te fijes en alguien para que se sienta vigilado. Solo hace falta ver la actitud”.

Un coche parcialmente quemado tras un incendio provocado en un contenedor / ASSOCIACIÓ TURÓ PARC

Un coche parcialmente quemado tras un incendio provocado en un contenedor / ASSOCIACIÓ TURÓ PARC



 

Las actitudes sospechosas y la vestimenta de algunos delincuentes es fácilmente detectable en uno de los barrios con mayor renta per cápita de Barcelona. “Cantan mucho”, describe Criado. Pero. Los ladrones también se disfrazan y saben pasar desapercibidos. Lo cuenta Santiago Ponce, uno de los porteros más veteranos, que hace dos años ayudó a la policía a detener a un hombre que arrancó un reloj valorado e 30.000 euros de la muñeca de su dueño. “Iba bien vestido, pensaba que era un guardaespaldas. Los mossos nos enseñaron las fotos de los delincuentes más habituales, les indiqué quien era y lo detuvieron una semana después”, recuerda.

COORDINACIÓN CON MOSSOS Y URBANA

Ponce trabaja desde hace 12 años en una comunidad de vecinos de la calle de Pau Casals. “La delincuencia ha ido variando, se mueven mucho”. En una ocasión, sorprendió a una mujer cuando se colaba en su portería forzando la puerta con un carné. Avisó a la policía y los agentes la detuvieron a ella y a un compañero que la esperaba en el coche. En su interior había joyas y dinero en efectivo.

Los comerciantes también están implicados en la seguridad de la zona. Lo están, por ejemplo, los responsables del conocido restaurante Via Veneto, que hace cuatro días avisaron de la presencia de unos delincuentes que fueron detenidos poco después. La coordinación con Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana funciona como un reloj, según relata el presidente de la entidad del Turó Parc. Especialmente logran resultados los agentes de paisano. Hace unos días recibieron en sus pantallas las imágenes de un ladrón que huyó en moto en la plaza Wagner y que fue arrestado.

PERFIL DEL DELINCUENTE

El perfil de los rateros es variado: hombres, mujeres, extranjeros, españoles. Criado y algunos conserjes han declarado en más de una ocasión para incriminar a los sospechosos. Ocurrió hace unos meses con dos mujeres de origen rumano y embarazadas. Su estado de gestación no les impedía hacer lo que mejor saben hacer: engañar a ancianos con cualquier triquiñuela. Un conserje las tenía bien enfiladas. Iban y venían por el parque en busca de sus víctimas mientras un hombre, en coche, iba circulando dando vueltas a la espera de que las mujeres saltaran al vehículo con el botín.

Otra ratera que los porteros conocen bien y que sigue actuando a día de hoy es una mujer rubia que finge conocer a la víctima para vender unos joyas. Intenta subir a sus residencias y en el momento del intercambio cambia las joyas por unas baratijas para lograr la estafa. Atrás quedaron la pequeña legión de falsos inspectores del gas que cobraban 300 euros a los vecinos más confiados. “Lo logramos parar”, presume Criado. Su labor en aras de la seguridad le ha valido reconocimientos policiales de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra. La telaraña de Sarrià sigue ojo avizor.