El 99 Sushi Bar de Sarrià-Sant Gervasi, en el punto de mira por los diversos robos de relojes acometidos en el interior del local. El atraco a punta de pistola a Pepe Oriola es el último episodio de una serie de golpes en el mismo restaurante, lo que ha despertado la inquietud de los Mossos d'Esquadra, quienes ya investigan si existe alguna conexión entre todos ellos.
Según apunta el periodista Salvador Sostres en el diario ABC, no es ni la primera ni la segunda vez ocurre algo parecido, pues tanto el abogado Pau Molins como el tenista Marcel Granollers ya habían sufrido en sus carnes lo que esta semana le ocurrió a Oriola. El columnista apunta a una posible conexión y complicidad entre los camareros del local y los cacos. Un extremo que, de momento, los Mossos niegan.
Reloj regalado por Rosell
Las sospechas se han acentuado al ver el modus operandi de los cacos, que entraron en el local disparados hacia la mesa de Oriola. Sabían perfectamente dónde se ubicaba y qué clase de reloj llevaba. Presuntamente, los ladrones son un grupo de cacos originarios de Nápoles que desembarcan en la ciudad en ferry, se hospedan un par de noches en ella, y tal como han llegado se marchan sin dejar rastro.
Los Mossos d'Esquadra ya andaban con la mosca detrás de la oreja desde hacía tiempo. Especialmente sospechoso fue el atraco al abogado Pau Molins, que la noche que estrenaba un flamante Rolex, regalo de Sandro Rosell, fue atracado a la salida del 99 Sushi Bar. Las únicas personas que sabían que llevaba el reloj eran sus acompañantes y los camareros del restaurante, con quienes fanfarroneó presumiendo de su pequeño tesoro.
Más víctimas
La siguiente víctima fue el tenista Marcel Granollers, a quien los cacos esperaron en la calle Tenor Viñas, a la salida del restaurante japonés. Los vándalos le tumbaron al suelo para sustraerle un Patek Philippe valorado en más de 50.000 euros.
Tras las diversas ocasiones en las que el mismo restaurante ha sido el centro de operaciones de estos robos, los Mossos d'Esquadra se pasaron ayer por el restaurante a preguntar a los dueños y trabajadores. El 99 Sushi Bar no ha querido confirmar a este medio que este hecho ocurriera y han declinado realizar cualquier tipo de comentario al respecto.
Robos violentos en la zona alta
La policía catalana y los vecinos están alarmados por el auge de los robos violentos en la zona alta. Además de las víctimas anónimas, como el empresario encañonado a la salida de la cafetería Farga de la calle Beethoven a las 10 de la mañana hace dos semanas, se suman otros casos de caras conocidas de la alta sociedad de Barcelona.
Entre los damnificados se encuentran Teresa Lloret, renombrada exdirectora de Kreab, quien hace dos años fue violentamente atacada por dos ladrones que querían robarle el bolso. Los asaltantes la tumbaron al suelo, lo que le provocó magulladuras en la cara y le obligó a pasar cinco días ingresada.
Un caso más caso reciente es el del empresario de la hostelería Javier Lacalle, quien fue representante de Crepnova. Como avanzó Metrópoli, este hombre de negocios de la alta sociedad barcelonesa fue violentamente asaltado por tres ladrones que le sustrajeron el reloj.
El imperio del 99 Sushi Bar
El 99 Sushi Bar se ha erigido como una de las más lujosas cadenas de comida japonesa de España, con un ticket medio por persona de más de 100 euros y con los langostinos tigre como uno de sus platos estrella. Son muchos los famosos que asisten a sus lujosas cenas, como el inefable exfutbolista Gerard Piqué, gran aficionado al Sushi Bar, así como otros jugadores del F.C. Barcelona.
La cadena tiene cuatro restaurantes en Madrid --también frecuentados por famosos-- y uno en Barcelona, Bilbao y Marbella. Fuera de las fronteras nacionales, ha plantado bandera en Abu Dhabi, Dubai y Rabat. Es propiedad de los hermanos Pedro y Fernando de León. Con sede en Madrid, se encuentra en pleno proceso de expansión, lo que le llevará a abrir un nuevo local en los palcos vip del Santiago Bernabéu y a ofrecer un servicio de catering de lujo.
Los últimos sucesos en el local de Barcelona han supuesto un duro golpe a la reputación del Sushi Bar, con una alta dependencia de la clientela fija de la ciudad. Contactados por este medio, desde el restaurante han declinado hacer cualquier comentario sobre los robos.