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"No solo he dejado una vida en Il Giardinetto, he dejado mi casa". Ángel Fernández Chinchilla, un hombre de 63 años archiconocido en la zona alta de Barcelona por su trayectoria como maître --de los que ya no quedan-- se despidió el pasado noviembre del trabajo de su vida.

A sus 63 años, dejó atrás 40 de servicio en el italiano por excelencia en Sarrià-Sant Gervasi por su jubilación. De su carrera, Fernández se llevará "a la tumba" centenares de secretos relevados entre las paredes que simulan un bosque y su clásico piano de cola.

Un 'microcosmos' en la época de la 'gauche divine'

En el restaurante, Fernández ha visto "de todo". Un 'microcosmos' en la época de la gauche divine catalana que, 50 años después, sigue siendo uno de los puntos de encuentro por excelencia en la ciudad.

"Podría escribir un libro y, de hecho, me lo han ofrecido, pero no me interesa", admite en conversación con Metrópoli. "Las cosas de Il Giardinetto se quedan en Il Giardinetto". 

Interior del restaurante Il Giardinetto GALA ESPÍN Barcelona

"Un oficio que le acompañará siempre"

Con una entrega única a la vida de mesa en mesa, entre gin-tonics y exquisitos platos, Fernández asegura que no se acostumbra a la 'vida de jubilado'. "Lo que más echo de menos son los clientes", lamenta. 

De hecho, confiesa que seguirá ejerciendo su oficio, que le "acompañará siempre", en ocasiones puntuales en casas de sus clientes. "He estado presente en los momentos más importantes de su vida, no puedo fallarles ahora", explica. 

El interiorismo: un reclamo único

Fernández, nacido en Arenales de San Gregorio (Campo de Criptana, Ciudad Real) y vecino de Esparregueraentró en el equipo 12 años después de que el fotógrafo Leopoldo Pomés se embarcase en la aventura de crear un restaurante italiano tras constatar el éxito de su tortillería Flash

Il Giardinetto nació para tener una identidad tan singular que se convirtiese en una joya de la ciudad. Del proyecto decorativo se encargaron los arquitectos Alfonso Milá y Federico Correa, los hombres de confianza de Pomés.

El histórico maître alaba la decoración del italiano de la calle de la Granada del Penedès y asegura que, más allá de lo que se ve a simple vista, es un espacio "idóneo" para sus trabajadores, un factor que considera "clave" para triunfar con un restaurante en la actualidad.

La barra del restaurante Il Giardinetto, uno de los tesoros más preciados de Fernández GALA ESPÍN Barcelona

La familia Pomés, al mando 

A día de hoy, Il Gardinetto sigue siendo propiedad de la familia Pomes. Los hermanos Juliet, Poldo e Iván Pomés se encargan del día a día del local. Para Fernández, todos ellos son parte de “su familia”.

En conversación con Poldo, Ángel recuerda una experiencia muy desagradable que jamás olvidará.

En una mesa de seis comensales, todos ellos adultos --de más de 40 años--, un hombre se apostó una cena en un Estrella Michelin si conseguían "sacar de sus casillas" al maître. "La perdió, por supuesto", explica riendo el copropietario, que considera a Fernández un "pilar" de la casa. 

No obstante, entre risas y nostalgia, la mayoría de recuerdos que comparten Poldo y Fernández son de alegría: celebraciones de premios literarios, fiestas de fin de año y confidencialidades que, con garantías, jamás saldrán a la luz. "Ni por millones de euros", sentencia el ciudadrealeño. 

Fernández lee el menú del día en una de las mesas más especiales de Il Giardinetto GALA ESPÍN Barcelona

El legado de Fernández: "Un mundo aparte" 

Con su marcha, el ex jefe de sala confía en que el restaurante, además de mantener su esencia, "mejorará".

Su excompañera, Lis Medina, ha cogido el relevo de Fernández y es la nueva jefa de sala. Ángel es incapaz de quedarse con una sola remembranza de su carrera profesional y prefiere resumirla, grosso modo, como un "mundo aparte". 

"Me voy muy tranquilo porque sé que dejo al local en las mejores manos", asegura aliviado.