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Los motoristas incordian las calles de la Bonanova y las calles de la Bonanova incordian a los motoristas. Esta vez son los reductores de velocidad repartidos por la calle Bisbe Sivilla los que sirven la polémica. 

Uno, dos, tres y cuatro resaltos en menos de 50 metros de carretera entre las calles Mandri y Ciutat de Balaguer. Su propósito es evidente: reducir la velocidad de los vehículos que la cruzan para asegurar que se respete el límite de 30 kilómetros por hora. 

Dos motos circulando por el tramo con reductores de velocidad de la calle Bisbe Sivilla de la Bonanova. Luis Miguel Añón

¿Su efectividad? Casi nula. Los motoristas esquivan los reductores de velocidad por los laterales, como si nada.

Desde la acera se puede apreciar cómo las motos dejan de avanzar en línea recta para pasar a un desplazamiento zigzag y evitar al máximo menguar las prisas. 

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