Mujeres en una situación vulnerable, sin apoyo familiar, usuarias de las redes sociales y, sobre todo, confiadas. Ese es el perfil que Albert Caballé Ortín, gigoló y presunto estafador, buscaba sobre todo en las redes sociales a la hora de elegir a sus víctimas. Una vez las conocía y lograba introducirse en su vida, comenzaba todo un proceso de manipulación y engaño con un solo propósito: sacarles todo el dinero que pudiera hasta que le descubrieran. Y, si era preciso, mantener la presión sobre ellas con amenazas.

Por lo menos 15 mujeres en los últimos años han pasado por esa terrible experiencia, aunque eso solo lo supieron cuando desenmascararon al presunto estafador. Y ahora esperan que la justicia les repare el daño que les ha causado el presunto timador, que según algunas fuentes podría seguir actuando ya que se ha descubierto que apenas hace un mes pudo haber estafado a otra mujer.

Una de las denunciantes es Mari Luz. Llegó a Barcelona con 23 años tras independizarse de sus padres, que viven en Italia. Empezó a trabajar y a estudiar para auxiliar de enfermería mientras se enfrentaba a los trámites burocráticos para legalizar su situación. Las redes sociales se convirtieron en el vehículo para conocer gente y salir un poco de la rutina del trabajo y el estudio. Y allí conoció a Albert Caballé Ortín.

“Se hacia llamar Albert Planas, me dijo que era abogado, que su padre es el propietario de las Clínica Planas y que su madre era directora en La Caixa”, dice Mari Luz. “Era amable y cercano, así que empecé a sincerarme con él. Le expliqué mi situación y me dijo que me podía ayudar, que tenía un amigo que trabajaba en un ministerio en Madrid que podía arreglar mis papeles”.

Así empezó su calvario, aunque ella tardase un tiempo en darse cuenta. Corría noviembre de 2015. Y en los dos meses siguientes, el estafador logró timarle un buen pellizco, teniendo en cuenta su situación económica y laboral.

AMENAZAS

“Al principio me pidió 2.000 euros, y como le dije que me iba a costar reunirlo se ofreció a poner una parte”, relata la chica. “Cuando se lo dí, me dijo que se lo había entregado a su amigo, pero a mi no me dio ningún papel de nada. Luego tuve un problema con La Caixa y se ofreció a ayudarme ya que su madre trabajaba allí. Me pidió dinero y se lo dí. Luego le fui preguntando cómo estaba el asunto y me daba largas. Y llegó un día en el que me pidió dinero para una operación de urgencia de su madre. Yo le dije que cómo su padre siendo médico, él abogado y su madre trabajando en La Caixa no podían pagarlo. Me contó que su padre se había desentendido. Eso ya fue el final”.

A partir de entonces, entra en una etapa de amenazas. “Le dije que le iba a bloquear en las redes sociales y que no le iba a dar más dinero, y él me amenazaba con que hacía dos llamadas y me expulsaban de España. Yo tenía miedo incluso a salir de casa y encontrármelo”.

Esta es la imagen que usaba Caballé Ortín en sus perfiles de las redes sociales



El miedo le llevó a compartir sus temores con otras personas y, al final, vio en las redes sociales que alguien hablaba de este estafador. Logró entonces contactar con otras víctimas y han acabado uniéndose para presentar una demanda conjunta. "No sé si podré recuperar algo del dinero que me ha estafado", afirma Mari Luz, "pero por lo menos que no siga estafando a nadie más".

La última referencia que ha tenido del estafador ha sido, relata Mari Luz, “hace apenas un mes, cuando una chica me ha contado que contactó con ella haciéndose llamar Alberto Casanova.Y también hemos sabido que se ha inscrito en una web de gigolos”.

BÚSQUEDA Y CAPTURA

La denuncia interpuesta por las estafadas ha llevado a la justicia a emitir una orden de búsqueda y captura de Albert Caballé Ortín, 36 años al que se busca por estafas cometidas en Barcelona y Pamplona. También le busca la gendarmería francesa por hechos similares cometidos en Bayona.

Las estafas que ha llevado a cabo son variadas, según publica Crónica Global. El timador lograba que las mujeres pusieran a su nombre objetos de diversa índole, desde un coche, que al parecer vendió por 60.000 euros, hasta móviles de alta gama, que también acababa vendiendo. Su dominio sobre las estafadas era tal que algunas incluso le firmaban papeles simulando que les había devuelto el objeto en cuestión.

Otro de sus métodos ha sido el de usar las tarjetas de crédito de las estafadas, llegando incluso a engañar a la propia entidad bancaria. En uno de sus casos, hizo una llamada telefónica a una entidad bancaria y, simulando una afonía, se hizo pasar por la titular de la tarjeta y logró que le hicieran varios traspasos a cuentas que él controlaba.

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