Un miembro del cuerpo de bomberos de Barcelona, que se autocalifica como "puto cerdo hijo de puta", grabó a sus compañeras en el vestuario y las duchas con una cámara oculta. Una bombera la descubrió por casualidad y pudo identificar al autor ya que él mismo había quedado grabado en alguno de los vídeos cuando iba a recoger la cámara.

La indignación entre el cuerpo de bomberos es patente y todo el cuerpo se ha puesto a disposición de las afectadas, que han pedido que el acusado no vuelva a trabajar con ellas. La fiscalía, según ha publicado La Vanguardia, pide seis años de cárcel para el bombero por tres delitos contra la intimidad, además de una indemnización de 3.000 euros para cada una de ellas. El bombero voyeur grabó un total de 13 vídeos.

Según la instrucción de la fiscalía, una de las bomberas encontró por causalidad un USB con cámara en el vestuario femenino del parque de bomberos de Sant Andreu. Tras comentarlo con sus compañeras y compañeros, entre ellos que se encontraba el propio voyeur, decidieron comprobar qué contenía el USB. Dentro se encontraron 13 vídeos con imágenes de las bomberas cambiándose en el vestuario y en las duchas, completamente desnudas.

La indignación en el parque fue enorme. Los bomberos ayudaron a sus compañeras a buscar en el vestuario por si había más cámaras ocultas, y encontraron rastros de las cintas adhesivas en las que su compañero había colocado la cámara en diferentes ocasiones.

Tras visionar los vídeos, descubrieron que el autor de las grabaciones aparecía en ellas cuando iba a recoger la cámara, por lo que la indignación fue mayúscula al saber que habían sido espiadas por un compañero de trabajo.

APARTADO

Tras poner los hechos en conocimiento de la dirección del cuerpo, esta los denunció ante los Mossos d'Esquadra. El bombero voyeur fue apartado del servicio y suspendido de empleo y sueldo, aunque el procedimiento administrativo ha quedado paralizado al iniciarse el penal por las denuncias interpuestas por el propio cuerpo de bomberos y por las tres bomberas afectadas.

Estas piden no volver a trabajar nunca con este bombero y no quieren siquiera encontrárselo en la centralita ni escuchar su voz por la radio. Según las declaraciones de una de ellas a La Vanguardia, “el trabajo de bomberos se basa en la confianza en tu compañero porque afrontas situaciones límite. Cuando esto se rompe es muy difícil trabajar”.

Los hechos ocurrieron en 2015 y desde entonces el acusado está suspendido de empleo y sueldo, aunque en 2016 pidió su reintegro, extremo que el juez denegó. El problema es que la normativa no contempla la inhabilitación de un funcionario público por delitos contra la intimidad y es una decisión que solo puede adoptar un juez, por lo que el bombero podría incluso volver a trabajar

“UN PUTO CERDO”

Una vez conocidos los hechos, el bombero voyeur envió un escrito a las afectadas por las grabaciones en la que pide perdón por su forma de actuar. El texto consta en el escrito de acusación del fiscal y dice: “Soy el puto cerdo hijo de puta de la cámara. Primero de todo lo siento y me arrepiento al 100 %. He pasado toda la noche pensando en cómo justificarlo y es imposible porque no tiene nombre lo que he hecho. Me siento muy mal y asumiré que ruede mi cabeza después de hablar y explicarme. Me gustaría dar mi versión en frío. Lo siento”. Las disculpas no han servido, evidentemente, para nada y las bomberas mantiene su deseo de que el hombre vaya a la cárcel y sea expulsado del cuerpo.

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