-¡Este tranvía lo hemos hecho nosotros!

-¿Perdone?

-Que sí, hombre, que este tranvía y todos los que circulan por Barcelona salieron de la antigua La Maquinista.

-¿La Maquinista? ¿El centro comercial?

-¡No, hombre, La Maquinista Terrestre y Marítima!

Mira por donde, el extraño accidente de un tranvía de la T4 ocurrido este miércoles en Sant Adrià nos va a permitir recordar un trozo importante de la historia industrial de Barcelona. Nos lo cuentan Juan y José (o José y Juan), que se han jubilado no hace mucho y que ahora llenan sus horas de ocio pedaleando sobre dos bicis de montaña, a la vera de la playa.

Hoy, como de costumbre, Juan y José habían salido a dar una vuelta cuando, a la altura de la estación de tren, se han encontrado con que las calles estaban cortadas, había bomberos, ambulancias, muchos periodistas y... ¡un tranvía empotrado en un pilón metálico!

Detienen ambos sus vehículos y, a horcajadas sobre el tubo superior del cuadro, preguntan sobre lo ocurrido y las causas: lo hacen con diferente interés que el de otros espectadores, que se han congregado también alrededor del lugar del accidente. Les resumimos lo que sabemos, y es entonces cuando uno de ellos lo dice:

-Mira, Juan. Es uno de los nuestros.

-Perdone. ¿Cómo que uno de los suyos?

-Sí, señor. Este tranvía lo hicimos nosotros.

EN EL BUEN PASTOR

Juan y José no mienten. El tranvía es, en parte, algo suyo. Muy suyo. Para aseverarlo, Juan se señala el logotipo de su maillot: pone Alstom.

-¿Alstom?

-Es la multinacional francesa que compró La Maquinista Terrestre y Marítima en 1989. Hasta entonces era española, pero los políticos decidieron venderla por aquello de la reconversión industrial...

-Seguro que más de uno hizo 'el egipcio', asevera José, haciendo el conocido gesto de las manos que recaudan por detrás...

Un anciano pasa por delante del lugar del accidente, impasible / MIKI



Juan y José explican que, en lo que ahora es el centro comercial La Maquinista, estaban ubicados los talleres donde ellos y sus compañeros construyeron todo tipo de productos de maquinaria pesada; y, entre ellos, tranvías. Eso fue a partir del momento en que Barcelona decidió mirar hacia atrás, copió a otras ciudades modernas y recuperó este sistema de transporte eléctrico. Era el año 2004.

-Antes de que cerrasen los talleres y construyeran el centro comercial, allí hacíamos de todo. Recuerdo que cuando probábamos los motores de los grandes barcos, se rompían los cristales de todo el barrio.

-La turbina era tan potente que creaba una oleada destructiva. Así que cuando se iba a hacer una prueba, la empresa informaba a todo el vecindario de que dejasen puertas y ventanas abiertas, para que pasase el torbellino y no se rompiesen...

-¿Y el ruido?

-¡Así estamos de sordos!, contestan al unísono, riendo.

LAS DOS MAQUINISTAS

Como muchos barceloneses saben, el centro comercial La Maquinista se encuentra situado en el barrio de Buen Pastor, en el distrito de Sant Andreu, junto al nudo de la Trinidad. Fue inaugurado el 14 de junio de 2000. Con más de 250 000 m², 242 tiendas y 2.800 empleados, pasa por ser el más grande de Catalunya y uno de los mayores de España.

La Maquinista se llama así precisamente porque se construyó en los solares que había ocupado la otra maquinista, La Maquinista Terrestre y Marítima, la legendaria empresa metalúrgica barcelonesa, fundada en 1855 y dedicada a la fabricación de maquinaria pesada. De hecho, estos del Buen Pastor fueron sus segundos talleres, ya que los primeros estuvieron en La Barceloneta. Esta segunda fábrica se erigió en 1917 con una extensión de más de 100.000 metros cuadrados, donde llegaron a trabajar hasta 3.000 empleados... entre ellos, Juan y José.

-En 1993, los talleres fueron desmantelados por completo y se trasladaron a unos talleres construidos entre los municipios de Santa Perpétua de Moguda y Mollet del Vallés.

-Sí, allí es donde nos trasladaron entonces y donde, de hecho, empezamos a construir estos tranvías que circulan ahora por Barcelona. Y allí siguen nuestros compañeros.

Se les escapa cierta nostalgia al recordar aquellos viejos tiempos de operario, presenciando ahora, ante sus ojos, algo que construyeron con sus manos. No debe dejar impasible contemplar un objeto especial, que has contribuido a fabricar... ¡y que puedes ver circular por tu ciudad!

Juan y José, los dos jubilados de la antigua La Maquinista, en sus bicicletas / MIKI



Antes de que vuelvan a montar en sus velocípedos, les preguntamos sobre cuál creen que ha sido la causa del siniestro.

“Dos posibilidades de fallo: técnico o humano”, contesta José, convencido, con la autoridad que da el conocimiento sobre un tema. “Si ha sido técnico, lo sabrán cuando investiguen la caja negra de la cabina tractora; si ha sido humano, cuando puedan hablar con la pobre chica”.

Y dicho esto, los dos operarios jubilados, constructores de tranvías en la vieja La Maquinista Terrestre y Marítima, se despiden cortesmente, dan media vuelta y enfilan el camino de vuelta a casa.

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