En Les Planes nadie sabe con exactitud cuando llegó la caravana blanca. Unos dicen que fue hace una semana, otros mucho más, que se instaló hace un par de meses. A duras penas se fijaron en él. No era la primera vez que alguien aparcaba su caravana o furgoneta en este elevado barrio residencial de Sant Cugat. Pero este martes, los vecinos no hablaban de otras cosa. El vecino, extraño y solitario, había sido detenido hacía unas horas como presunto asesino de cuatro indigentes en Barcelona en las últimas semanas.
Una patrulla vigilaba este martes la roulotte, con el precinto policial. Allí vivió el detenido, un brasileño de 35 años. Un asesino en serie que se desplazaba con transporte público hasta l'Eixample para cometer sus crímenes. Aparcó una vieja caravana delante de una zona ajardinada, con aparatos de gimnasia al aire libre. "Tenía un aspecto sucio", recuerda una vecina que pasa por delante muy a menudo.
AMENAZAS
Le devolvía el saludo a Jesús, cuando sacaba los perros a pasear. "Pero hacía unos movimientos extraños a veces", añade. Otra vecina recuerda un día en que amenazó con un palo a sus dos chuchos. Algunos residentes lo tachan de una persona conflictiva, que insultaba a los vecinos y que tenía reacciones extrañas. Otros simplemente le saludaban, y se acuerdan de un hombre que se pasaba horas sentado en una mesa de pícnic, o contemplando durante un largo rato el sol.
La sangrienta carrera del presunto asesino terminaba en la madrugada del martes, cuando los Mossos d'Esquadra lo detenían, pocas horas después de su último crimen. Todos tuvieron lugar en l'Eixample y se llevaron a cabo con un objeto contundente y utilizando una violencia "gratuita y desmedida", según el jefe del área de investigación de los mossos, Joan Carles Granja. Enfundados en su traje blanco, los forenses y los agentes de homicidios registraban a las siete de la tarde el remolque junto al detenido.
CARAVANA LLENA DE TRASTOS
La pequeña caravana estaba repleta de trastos y mantas que atestaban el módulo y se apreciaban desde las ventanilas. Los investigadores sacaron ropa del detenido y otros objetos que depositaron en cajas y cargaron en sus coches.
El remolque no extrañó a nadie. Con la llegada de la primavera son muchos los viajeros itinerantes y algunos hippies que se instalan en estas aceras para vivir una temporada. Los vecinos, hartos de quejarse sin ningún resultado, han dejado de hacerlo.
Desde el punto más alto de la calle Molí de les Planes hay unas buenas vistas. A un lado se observa el reguero de casas salpicadas de Les Planes. Al otro, se despliega el frondoso parque de Collserola. "No me extraña que se escondiera aquí. Es un buen sitio", comenta Víctor, que sale a pasear con su hija. "Seguro que si lo viera sabría quien es. Ahora no me acuerdo", se lamenta el hombre. Cuenta una vecina que lo vio el pasado domingo, que se extrañó al detectar que se escondía rápido en el remolque cuando se acercaba un vecino.
UN BUEN ESCONDITE
No es la primera vez que esta zona, limítrofe con Sant Cugat y Barcelona esconde a un criminal. Señalando una casita blanca, a un par de quilómetros de la caravana, Víctor explica que muy cerca de ese edificio se produjo la captura en 2001 de los fugitivos Francisco Javier Picatoste y Manuel Brito. Pasaron 20 días escondidos en el bosque tras disparar y herir gravemente a dos mossos, matar un chico y violar a su novia.
Xavi vio al supuesto asesino de indigentes varias veces barrer la parcela de la acera cercana a la caravana. Un día fue al pequeño supermercado que hay a unos metros a cambiar la cerveza que llevaba por otra de fría. El encargado lo mandó a paseo y se fue sin rechistar.
Otro día, recuerda una lugareña, un grupo de vecinos casi le agrede después de recibir varios insultos y provocaciones. Los mossos apuntan que el hombre podría tener alguna "dificultad mental" debido a la "incoherencia" de su discurso. En la asociación de vecinos han pedido que a partir de ahora, se informe de cualquier persona que se instale con una caravana o similar.