Un grupo de funcionarios voluntarios del Ayuntamiento de Barcelona empezó este fin de semana a observar la conducta de los ciudadanos durante la fase 0 del desconfinamiento. Su papel ha empezado de manera atropellada con algunos enfrentamientos y riñas de ciudadanos que en algún caso han terminado con algún encontronazo físico. La medida, que contempla la "observación" de los peatones, ha encontrado el rechazo frontal de la mayoría de sindicatos con representación en la Guardia Urbana.
Hace dos semanas, el gobierno municipal de Ada Colau pidió voluntarios entre sus trabajadores públicos. Se requerían tareas como llamadas telefónicas a personas mayores, usuarios de los servicios sociales o víctimas de violencia de género. También vigilaron colas en equipamientos de los servicios sociales. El viernes, el carácter de este voluntariado cambió. El consistorio pedía a esta bolsa de voluntarios controlar las 44 calles de la ciudad cortadas al tráfico para evaluar la conducta de los vecinos en la desescalada del estado de alarma.
TAREA POLICIAL
Isabel (nombre ficticio), funcionaria y voluntaria rechazó la invitación. "Esto tiene que hacerlo la urbana o los agentes cívicos", argumenta. Los principales sindicatos de la policía barcelonesa (SAPOL, CSIF y CCOO) alertan del peligro de estas atribuciones a funcionarios que se presentan ante la ciudadanía como eso, funcionarios, sin ninguna competencia policial.
"Es un invento de patio de colegio. Esta tarea es nuestra, estas personas no se pueden arriesgar", observa Jordi Rodríguez, portavoz de Sapol, que acoge a unos 1.500 afiliados de un total de cerca de 3.000 agentes. Las consecuencias de la actuación de estos voluntarios el sábado y el domingo se tradujeron en "amenazas" y algunas riñas callejeras, con algún que otro tirón. "La gente ha llegado a las manos. No había necesidad de esto", lamenta Rodríguez.
"PASEAR Y OBSERVAR"
En la petición a través de Whatsapp el Ayuntamiento pedían a los voluntarios que "solo pasearan" y rellenaran una ficha de "observación" durante el día. En la práctica, sin embargo, estos funcionarios llamaban la atención a quien no respetase la distancia de seguridad o no llevaba mascarilla. Extrañados por recibir indicaciones de otros ciudadanos, algunas personas reaccionaron con hostilidad durante su primer paseo o ejercicio de deporte al aire libre tras 50 días recluidos en casa.
Fuentes municipales señalan que el consistorio ha pedido a los voluntarios que hagan "observación" durante media hora al día de los nuevos itinerarios del proyecto Itinerarios Seguros, que contempla la apertura de 44 calles a los peatones. "No hay más función que hacer un seguimiento visual del espacio para valorarlo durante la semana que dura el proyecto", aseguran desde la plaza Sant Jaume, que niega implícitamente que los voluntarios se dediquen a vigilar el desconfinamiento.
CRÍTICAS DE CSIF
CSIF se une a la crítica por estas funciones de observación. "El voluntario no se ha creado para esto. Los ciudadanos quieren ayudar a sus conciudadanos, pero no están para hacer de policía", señala Eugenio Zambrano, portavoz de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). La organización, con unos 800 afiliados, denuncia que el consistorio no haya informado sobre esta medida. "Nos ha caído como una jarra de agua fría. Es una ocurrencia trasnochada nada acertada", zanja.
Desde el inicio del confinamiento, a mediados de marzo, los agentes cívicos que Colau desplegó en 2015 ya realizan tareas de control sobre la ciudadanía. Recriminan la actitud a aquellos peatones que se saltan alguna de las medidas de seguridad para evitar el contagio del coronavirus. Daniel Agudo, delegado sindical de CCOO en Barcelona Serveis Municipals (empresa que gestiona la mayoría de agentes cívicos) y miembro de este cuerpo de ciudadanos evita valorar la función de los voluntarios, pero recuerda que estos trabajadores tienen una formación específica para desempeñar su trabajo.
Unos 70 agentes peinan estos días las calles de Barcelona. Se han formado en mediación e interculturalidad, entre otros, "para tratar con distintos personas en la ciudad", como explica Agudo. Desde el 1 de mayo, el Ayuntamiento ha aplicado una reducción de jornada y los agentes cívicos trabajan al 60% de su horario habitual.
UN 'INVENTO'
También rechaza a los funcionarios voluntarios el responsable de CCOO en la Guardia Urbana, Juan Carlos González. González tacha de "invento" la nueva medida del equipo de Colau y reclama a la alcaldesa que saque más urbanos a la calle. "Estamos bajo mínimos", denuncia.
"No tienen ninguna seguridad, autoridad ni nada", opina el sindicalista sobre los voluntarios del consistorio. Como el resto de sindicatos, CCOO denuncia que el Ayuntamiento no les haya informado previamente sobre esta medida.
Los trabajadores lamentan que se han enterado por sus compañeros. González critica que nadie le ha informado que estas personas tienen potestad para cortar la calle. "La gente no les va a hacer caso", insiste el portavoz de un sindicato con 300 afiliados en el cuerpo policial. "Hacen las cosas a salto de mata, como ha ocurrido con el concierto", comenta en alusión al concierto en las terrazas, finalmente cancelado tras conocerse que costaba 200.000 euros.